Dios interviene en favor de su pueblo, 11 de septiembre
Oíd, pueblos todos; está atenta, tierra, y cuanto hay en ti; y Jehová el Señor, el Señor desde su santo templo, sea testigo
contra vosotros. Porque he aquí, Jehová sale de su lugar, y descenderá y hollará las alturas de la tierra.
Miqueas 1:2, 3
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Es en la crisis cuando se revela el carácter... La gran prueba final viene a la terminación del tiempo de gracia, cuando será
demasiado tarde para que la necesidad del alma sea suplida.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 339
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Dios lleva cuenta de las naciones. A través de todos los siglos de la historia de este mundo, los malhechores han estado acarreando
sobre sí ira para el día de la ira; y cuando el tiempo se cumpla plenamente, cuando la iniquidad haya alcanzado el límite establecido
por la misericordia de Dios, su paciencia se agotará. Cuando las cifras acumuladas en el registro celestial lleguen al nivel que indique
que la suma de la transgresión se completó, vendrá la ira, sin mezcla de misericordia, y entonces se comprenderá lo terrible que ha
sido haber agotado la paciencia divina. La crisis culminará cuando las naciones se unan para invalidar la Ley de Dios.
Vendrán días cuando los justos se conmoverán de celo por Dios por causa de la iniquidad reinante. Nada sino el poder de
Dios puede poner coto a la arrogancia de Satanás coligada con hombres inicuos; pero en la hora de mayor peligro para la iglesia
ascenderán fervientes oraciones en su favor de los labios del remanente fiel, y Dios oirá y contestará justamente en el tiempo cuando
la culpa del transgresor haya llegado al grado máximo. Él “hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche”
Lucas 18:7
y
espera con longanimidad en cuanto a ellos.—
Testimonies for the Church 5:494
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La sustitución de lo verdadero por lo falso es el último acto del drama. Cuando esta sustitución se torne universal, Dios se
revelará a sí mismo. Cuando las leyes de los hombres sean exaltadas por encima de las leyes de Dios, cuando los poderes de esta
Tierra procuren forzar a los hombres a guardar el primer día de la semana, sabed que ha llegado el tiempo cuando Dios actuará.
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Se levantará en su majestad y sacudirá terriblemente la Tierra. Saldrá de su lugar para castigar a los habitantes de la Tierra por su
iniquidad. La tierra descubrirá sus sangres y no cubrirá más a sus muertos.—
The Review and Herald, 23 de abril de 1901
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