Gozo inefable, 4 de noviembre
Jesús... por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Hebreos 12:2
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“Estas cosas os he hablado—dijo Cristo—, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”.
Juan 15:11
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Cristo tenía siempre presente el resultado de su misión. Su vida terrenal, recargada de penas y sacrificios, era alegrada por el
pensamiento de que su trabajo no sería inútil. Dando su vida por la vida de los hombres, iba a restaurar en la humanidad la imagen
de Dios. Iba a levantarnos del polvo, a reformar nuestro carácter conforme al suyo, y embellecerlo con su gloria.
Cristo vio “del trabajo de su alma” y fue “saciado”. Vislumbró lo dilatado de la eternidad, y vio de antemano la felicidad de
aquellos que por medio de su humillación recibirían perdón y vida eterna. Fue herido por sus transgresiones y quebrantado por
sus iniquidades. El castigo que les daría paz fue sobre él, y por sus heridas fueron sanados. Él oyó el júbilo de los rescatados, que
entonaban el canto de Moisés y del Cordero. Aunque había de recibir primero el bautismo de sangre, aunque los pecados del mundo
iban a pesar sobre su alma inocente y la sombra de indecible dolor se cernía sobre él, por el gozo que le fue propuesto, escogió sufrir
la cruz y menospreció la vergüenza.—
El Ministerio de Curación, 403, 404
.
Transportado de dicha, [Adán] contempla los árboles que fueron una vez su delicia—los mismos árboles cuyos frutos recogiera
en los días de su dicha e inocencia. Ve las vides que sus manos cultivaron, las mismas flores que se gozaba en cuidar en otros
tiempos. Su espíritu abarca toda la escena; comprende que en verdad éste es el Edén restaurado y que es mucho más hermoso ahora
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que cuando él fue expulsado.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 706
.
Al fin “verán su rostro; y su nombre estará en sus frentes”.
Apocalipsis 22:4
. ¿Qué es la felicidad del cielo si no es ver a Dios?
¿Qué mayor gozo puede obtener el pecador salvado por la gracia de Cristo que el de mirar el rostro de Dios y conocerle como
Padre?—
Joyas de los Testimonios 3:266
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