La recompensa de los redimidos, 11 de noviembre
Si permaneciere la obra... recibirá recompensa
1 Corintios 3:14
.
Gloriosa será la recompensa concedida cuando los fieles obreros se reúnan en derredor del trono de Dios y del Cordero. Cuando,
en su estado mortal, Juan contempló la gloria de Dios, cayó como muerto; no pudo soportar la visión. Pero cuando los hijos de
Dios hayan recibido la inmortalidad, lo verán “como él es”.
1 Juan 3:2
. Estarán delante del trono, aceptos en el Amado. Todos sus
pecados habrán sido borrados, todas sus transgresiones expiadas. Entonces podrán mirar sin velo la gloria del trono de Dios. Habrán
participado con Cristo en sus sufrimientos, habrán trabajado con él en el plan de la salvación, y participarán con él del gozo de ver
almas salvadas en el reino de Dios, para alabar allí a Dios durante toda la eternidad...
En aquel día los redimidos resplandecerán en la gloria del Padre y del Hijo. Tocando sus arpas de oro, los ángeles darán la
bienvenida al Rey y a los trofeos de su victoria... Se elevará un canto de triunfo que llenará todo el cielo. Cristo habrá vencido.
Entrará en los atrios celestiales acompañado por sus redimidos, testimonios de que su misión de sufrimiento y sacrificio no fue en
vano...
Hay mansiones para los peregrinos de la tierra. Hay vestiduras, coronas de gloria y palmas de victoria para los justos. Todo
lo que nos dejó perplejos en las providencias de Dios, quedará aclarado en el mundo venidero. Las cosas difíciles de entender
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hallarán entonces su explicación. Los misterios de la gracia nos serán revelados. Donde nuestras mentes finitas discernían solamente
confusión y promesas quebrantadas, veremos la más perfecta y hermosa armonía. Sabremos que el amor infinito ordenó los incidentes
que nos parecieron más penosos. A medida que comprendamos el tierno cuidado de Aquel que hace que todas las cosas obren
conjuntamente para nuestro bien, nos regocijaremos con gozo inefable y rebosante de gloria...
Os ruego que os preparéis para la venida de Cristo en las nubes de los cielos... Preparaos para el juicio, para que cuando Cristo
venga para ser admirado por todos los que creen, podáis estar entre aquellos que le recibirán en paz.—
Joyas de los Testimonios
3:432, 433
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