Página 338 - Maranata

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El fruto del árbol de la vida, 13 de noviembre
En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando
cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
Apocalipsis 22:2
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El fruto del árbol de la vida en el huerto de Edén poseía virtudes sobrenaturales. Comer de él era vivir para siempre. Su fruto era
el antídoto de la muerte. Sus hojas eran para el sostenimiento de la vida y la inmortalidad... Después de la entrada del pecado, el
Labrador celestial trasplantó el árbol de la vida al Paraíso de lo alto.—
Testimonies for the Church 8:303
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Los santos redimidos, que han amado a Dios y guardado sus mandamientos aquí, entrarán por las puertas de la ciudad, y tendrán
derecho al árbol de la vida. Comerán de él con toda libertad tal como lo hicieron nuestros primeros padres antes de su caída. Las
hojas de ese árbol inmortal y de amplia copa, serán para la sanidad de las naciones. Habrán desaparecido todos sus infortunios.
Jamás volverán a sentir los efectos de la enfermedad, la tristeza y la muerte, porque las hojas del árbol de la vida los habrán sanado.
Jesús verá el fruto del trabajo de su alma y se sentirá satisfecho, cuando los redimidos, que fueron objeto de angustias, fatigas y
aflicciones, que gimieron bajo el peso de las calamidades, se reúnan en torno del árbol de la vida para comer de su fruto inmortal, del
que nuestros primeros padres perdieron todo derecho por haber quebrantado los mandamientos de Dios. Allí jamás habrá peligro
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de volver a perder el derecho al árbol de la vida, porque el que condujo a la tentación y al pecado a nuestros primeros padres será
destruido en ocasión de la muerte segunda.—
The Youth’s Instructor, 10-1852
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La condición para comer del árbol de la vida era la obediencia a todos los mandamientos de Dios. Adán cayó por la desobediencia...
La obediencia mediante Jesucristo le da al hombre perfección de carácter y el derecho a participar del árbol de la vida. Las
condiciones para participar nuevamente del fruto del árbol, están presentadas claramente en el testimonio de Jesucristo dado a Juan:
“Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en
la ciudad”.—
Comentario Bíblico Adventista 1:1100
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