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Música religiosa transformada en una trampa de Satanás
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Comentarios de Elena G. de White sobre la música en la
reunión campestre de Indiana en 1900
Una batahola de ruido que confunde los sentidos
Esas mismas cosas que habéis explicado que ocurrían en Indiana,
el Señor me ha mostrado que volverían a ocurrir justamente antes
de la terminación del tiempo de gracia. Se manifestará toda clase
de cosas extrañas. Habrá vocerío acompañado de tambores, música
y danza. El juicio de los seres racionales quedará confundido de
tal manera, que no podrán confiar en él para realizar decisiones
correctas. Y a esto consideran como la actuación del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo nunca se manifiesta en esa forma, mediante
ese ruido desconcertante. Esto constituye una invención de Satanás
para ocultar sus ingeniosos métodos destinados a tornar ineficaz la
pura, sincera, elevadora, ennoblecedora y santificadora verdad para
este tiempo. Es mejor no mezclar nunca el culto a Dios con música,
que utilizar instrumentos musicales para realizar la obra que en
enero pasado se me mostró que tendría lugar en nuestras reuniones
de reavivamiento. La verdad para este tiempo no necesita nada de
eso para convertir a las almas. El ruido desconcertante aturde los
sentidos y desnaturaliza aquello que, si se condujera en la forma
debida, constituiría una bendición. El influjo de los instrumentos
satánicos se une con el estrépito y el vocerío, con lo cual resulta un
carnaval, y a esto se lo denomina la obra del Espíritu Santo.[...]
[31]
No debería estimularse esta clase de culto. Este mismo género de
influencia advino después de cumplida la fecha de 1844. Ocurrieron
las mismas representaciones. Los hombres se agitaron y fueron
estimulados por un poder que pensaban era el poder de Dios.—
Carta
132, 1900
;
Mensajes Selectos 2:41, 42
.
Música aceptable si fuera “dirigida debidamente”, convertida en
la trampa de Satanás
El Espíritu Santo no tiene nada que ver con ese desorden pertur-
bador y esa barahúnda que me fueron mostrados en enero pasado.
Satanás trabaja en medio del estruendo y de la confusión producida
por esa clase de música, la cual, si fuera dirigida debidamente
,
serviría para alabar y glorificar a Dios. El diablo hace que tenga el
mismo efecto que la mordedura ponzoñosa de la serpiente.