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Capítulo 8—Los músicos
Dios acepta la música únicamente cuando por su influencia los
corazones se santifican y se enternecen.—
El Evangelismo, 373
.
[48]
Ambición por exhibirse
Los espectáculos musicales, que conducidos apropiadamente
no hacen daño, son muchas veces una fuente de mal. En el actual
estado de la sociedad, con la baja moralidad existente, no solo entre
los jóvenes, sino también entre aquellos de más edad y experiencia,
existe un peligro en volverse descuidados y dar atención especial a
los favoritos, creando así envidia, celos y conjeturas malignas. El
talento musical muchas veces fomenta el orgullo y la ambición por
la exhibición, y los cantantes dedican muy pocos pensamientos a
la adoración a Dios. En lugar de conducir a las mentes a recordar a
Dios, muchas veces lo que hacen es provocar su olvido.—
Carta 6a,
1890
;
La Voz: Su Educación y Uso Correcto, 469, 470
.
Cantar para exhibirse: consejos a un director de música
Fui llevada a algunos de sus ensayos de coro, y se me hizo leer
los sentimientos existentes en el grupo que Ud. dirige. Había celos
mezquinos, envidia, crítica y murmuración. Dios requiere un servicio
prestado de todo corazón; el formalismo y el servicio prestados
solamente de labios son como bronce que resuena y como címbalo
que retiñe. Su canto tiene como finalidad la ostentación, y no la
alabanza a Dios con el espíritu y el entendimiento. La condición del
corazón revela la calidad de la religión del que profesa la piedad.—
Carta la, 1890
;
El Evangelismo, 369
.
[49]
Música que ofende a Dios
La ostentación no es religión ni santificación. No hay nada más
ofensivo a la vista de Dios que un despliegue de música instrumental,
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