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Actividades en Gran Bretaña y Escandinavia
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labor misionera sea: ¿Qué soy yo? ¿Qué es lo que debo ser yo, y qué
es lo que debo hacer? Que cada obrero considere que él no puede dar
a otro lo que él mismo no posee. Por lo tanto no debe encastillarse en
sus propios métodos y hábitos, sin hacer ningún cambio en procura
de lo mejor. Pablo dice: No lo he logrado, pero prosigo al blanco.
Los individuos deben lograr un constante progreso, un avance y una
reforma para perfeccionar un carácter simétrico y bien equilibrado...
“Hay poco que pueda hacer ninguno de vosotros trabajando
solo. Dos o más son mejores que uno si cada uno estima al otro
mejor que él mismo. Si alguno de vosotros considera sus planes y
modos de trabajo como perfectos, se engaña grandemente. Tomad
consejo juntos con mucha oración y humildad mental, dispuestos a
ser aconsejados y guiados. Esto os colocará donde Dios será vuestro
Consejero...
“No hemos de hacer de las maneras del mundo las nuestras.
Hemos de dar al mundo un ejemplo más noble, manifestando que
nuestra fe es de un carácter elevado. Tratad a otros como vosotros
mismos quisierais ser tratados. Que cada acción revele la nobleza de
la verdad. Sed fieles a vuestra fe, y seréis fieles a Dios. Recurrid a la
palabra, a fin de descubrir sus instrucciones. Cuando Dios habla, es
nuestro deber escuchar y obedecer...
“Desde el principio del establecimiento de vuestra obra, comen-
zad de una manera digna, como Dios quiere, a fin de que deis carácter
a la influencia de la verdad, la cual vosotros sabéis que es de origen
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celestial. Pero recordad que ha de ejercerse mucho cuidado con
respecto a la presentación de la verdad. Conducid las mentes en
forma cuidadosa. Espaciaos en la piedad práctica, tejiéndola dentro
de la trama de los discursos doctrinales. Las enseñanzas del amor de
Cristo subyugarán y someterán el terreno del corazón y lo prepararán
para el nacimiento de la simiente de la verdad. Obtendréis la confian-
za de las personas al hacer esfuerzos por conocerlas. Pero mantened
el carácter elevado de la obra. Permitid que las publicaciones, las
revistas, los folletos, hagan su obra entre la gente, preparando las
mentes de la clase lectora para la predicación de la verdad. No esca-
timéis esfuerzos en este sentido, y la obra, si comienza sabiamente
y prosigue sabiamente, tendrá éxito. Pero sed humildes y estad dis-
puestos a ser enseñados, si queréis enseñar a otros y guiarlos en el
camino de la verdad y la justicia”.