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Notas biográficas de Elena G. de White
observadores del sábado de Victoria, Tasmania, el sur de Australia y
Nueva Gales del Sur.
En ese tiempo había 450 observadores del sábado en toda Aus-
tralia y Tasmania. En la capital de cada una de las colonias en que
se había empezado la obra, se había establecido una iglesia; y era en
estas ciudades más importantes donde el grueso de los hermanos se
hallaba establecido.
Durante la conferencia se habló mucho de cómo los pocos cre-
yentes sobre los cuales descansaba la responsabilidad de mantener
en alto la luz del mensaje, debían llevarlo a todas partes del gran
continente australiano. Los fieles colportores habían colocado miles
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de libros de la verdad en los hogares de la gente, y ahora se hacían
planes para el empleo de instructores bíblicos que atendieran el
interés despertado por la lectura de estos libros.
Consideración de los intereses de la escuela
La mayoría de los que habían abrazado la verdad en Australia
eran comerciantes que vivían en las ciudades. Cuando sus hijos lle-
gaban a la edad en que terminaban su curso en las escuelas públicas
y se preparaban para ayudar a sostener la familia, se halló que era
extremadamente difícil que encontraran empleo o que aprendieran
diversos oficios, debido a la observancia del sábado.
Algunos anhelaban que sus hijos se prepararan para ser obreros
en la causa. ¿Pero cómo podía lograrse esto? Las colonias esta-
ban pasando por una seria depresión financiera; y muchos de los
observadores del sábado, junto con millares de otros, se hallaban
grandemente perplejos y muy sobrecargados con la tarea de pro-
porcionar a sus familias los medios para las necesidades de la vida.
¿Cómo podían entonces ellos, en un tiempo tal, abordar la costosa
empresa de establecer y sostener un colegio denominacional?
Los colportores rogaban que se organizara la escuela sin demora.
Muchos de ellos habían tenido que depender de sus propios recursos
en la primera parte de su vida. Tenían poca educación escolar, y
su obra los había inducido a sentir que debían tener la oportunidad
de capacitarse para un servicio más eficiente. Ellos indicaron con
insistencia que si no se establecía pronto una escuela en Australia, se
verían obligados a afrontar el gran gasto de ir a los Estados Unidos