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En el congreso de la Asociación General de 1909
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a hombres que podrían hacer una obra más importante en la plata-
forma pública, presentando delante de los incrédulos las verdades
de la Palabra de Dios...
“A nosotros, como siervos de Dios, nos ha sido confiado el
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mensaje del tercer ángel, el mensaje que nos une, que ha de preparar
a un pueblo para la venida de nuestro Rey. El tiempo es corto.
El Señor desea que todo lo relacionado con su causa sea puesto
en orden. El desea que el solemne mensaje de amonestación y la
invitación sean proclamados tan ampliamente como sus mensajeros
puedan hacerlo. Los medios que vengan a la tesorería han de ser
usados sabiamente para sostener a los obreros. Nada que impida el
progreso del mensaje, debe ser permitido en nuestros planes...
“Por años los pioneros de nuestra obra lucharon contra la pobre-
za y contra muchas vicisitudes, a fin de colocar la causa de la verdad
presente en terreno ventajoso. Con escasas facilidades, trabajaron
incansablemente. Y el Señor bendijo sus humildes esfuerzos. El
mensaje avanzó con poder en el este y se extendió al oeste, hasta
que se establecieron centros de influencia en muchos lugares. Los
obreros de hoy tal vez no soporten todas las durezas de aquellos pri-
meros días. Las nuevas condiciones, sin embargo, no deben inducir a
nadie a debilitar sus esfuerzos. Ahora, cuando el Señor nos pide que
proclamemos el mensaje una vez más con poder en el este; cuando
él nos pide que entremos en las ciudades del este, del sur, del oeste
y del norte, ¿no responderemos como un solo hombre para realizar
su mandato? ¿No haremos planes para enviar a nuestros mensajeros
por todos estos campos y para sostenerlos liberalmente?...
“¿Para qué están nuestras asociaciones, sino para llevar adelante
esta misma obra? En un tiempo como éste, toda mano debe ser
empleada. El Señor viene. ¡El fin está cerca! ¡Sí, se apresura gran-
demente! Dentro de poco no podremos trabajar con la libertad que
ahora gozamos. Escenas terribles están delante de nosotros, y lo que
hacemos, debemos hacerlo pronto. Debemos ahora edificar la obra
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en todo lugar posible. Y para la realización de esta obra necesitamos
grandemente en el campo la ayuda que pueda ser dada por nuestros
ministros de experiencia que sean capaces de obtener la atención de
grandes congregaciones...
“Antes de salir de mi hogar prometí al Señor que si él me daba
vida, y me permitía llegar a este congreso, entregaría el mensaje