Página 280 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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El castigo seguro del desenfreno, 17 de septiembre
Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal: porque el
templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
1 Corintios 3:17
.
No puede alcanzarse la perfección de carácter cuando las leyes de la
naturaleza se pasan por alto, porque ésta es una transgresión de la ley de Dios.
Su ley está escrita por su dedo sobre cada nervio, cada músculo, cada fibra de
nuestro ser, sobre cada facultad que ha sido confiada al hombre. Estos dones
son derramados, no para que se abuse de ellos y se corrompan, sino para que
se utilicen para su honra y gloria en la elevación de la humanidad. ...
La relación que existe entre la mente y el cuerpo es muy íntima: cuando
uno es afectado, el otro siempre en mayor o menor grado está en simpatía
con él. Es imposible para el hombre, mientras está bajo el poder de hábitos
pecaminosos y destructores de la salud, apreciar las verdades sagradas. Cuando
el intelecto está anublado, se debilitan las facultades morales, y el pecado no
parece pecaminoso. Los temas más ennoblecedores, grandiosos y gloriosos de
la Palabra de Dios apenas parecen cuentos vacíos. Entonces Satanás puede
arrebatar la buena semilla que ha sido sembrada en el corazón, porque el
alma no está en condición de comprender su verdadero valor. Así es como
las complacencias egoístas y destructoras de la salud están contrarrestando la
influencia del mensaje que debe preparar a un pueblo para el gran día de Dios.
Estamos viviendo en un momento de lo más solemne y pavoroso en la his-
toria de este mundo. Ningún alma cuya vida sea una descuidada degradación
de sí misma, a través de la transgresión de las leyes físicas, podrá permanecer
en el gran día de prueba que está delante de nosotros. Hay una terrible cuenta
que deben rendir a Dios aquellos que tienen poca consideración por el cuerpo
humano y lo tratan sin piedad. ... La verdadera religión y las leyes de la salud
van mano a mano.—
The Review and Herald, 12 de noviembre de 1901
.
El menor alejamiento de la estricta integridad bajo cualquier circunstancia
porque es conveniente, endurecerá la conciencia y preparará el camino para
la violación de las obligaciones morales de otras maneras. Si tratamos sin la
debida consideración la salud del cuerpo, la cual constituye nuestro supremo
interés terreno, preparamos el camino para la tentación y la violación de los
derechos más elevados.—
Carta 29a, 1875, pp. 3, 4
.
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