Página 209 - Obreros Evang

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El sostén del evangelio
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al que ha de ser dedicado, a saber, el sostén de los predicadores.
Debiera haber ahora en el campo cien obreros bien calificados donde
hay tan sólo uno.
Una obligación solemne
El diezmo es sagrado, reservado por Dios para sí. Ha de ser
traído a su tesorería para ser empleado en el sostén de los obreros
evangélicos en su obra. Durante mucho tiempo el Señor ha sido
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robado porque había quienes no se daban cuenta de que el diezmo
es la porción reservada por Dios. Algunos han estado descontentos,
y han dicho: “No pagaré más mi diezmo; porque no tengo confianza
en el modo en que se manejan las cosas en el centro de la obra.”
Pero ¿robaréis a Dios porque os parezca que la dirección de la obra
no es correcta? Presentad vuestras quejas, clara y abiertamente, con
el debido espíritu, a quienes incumba. Enviad vuestras peticiones
para que se ajusten y pongan las cosas en orden; pero no os retiréis
de la obra de Dios, ni os demostréis infieles, porque otros no estén
haciendo lo recto.
Leed con cuidado el tercer capítulo de Malaquías, y ved lo que
Dios dice acerca del diezmo. Si nuestras iglesias quieren basarse
firmemente en la Palabra del Señor, y ser fieles en pagar su diezmo
a su tesorería, más obreros serán animados a emprender la obra
ministerial. Habría más hombres que se dedicarían al ministerio si
no se les hablase de la tesorería exhausta. Debiera haber abundante
provisión en la tesorería, y la habría si corazones y manos egoístas
no hubiesen retenido los diezmos, ni los hubiesen empleado para
sostener otros ramos de trabajo.
Los recursos reservados por Dios no se han de emplear de tal
modo azaroso. El diezmo pertenece al Señor, y los que estorban sus
planes serán castigados con la pérdida de su tesoro celestial, a menos
que se arrepientan. No siga siendo impedida la obra por haber sido
distraído el diezmo en varios conductos diferentes de aquel al cual
el Señor dijo que debía ir. Ha de hacerse provisión para estos otros
ramos de trabajo, los cuales han de ser sostenidos, pero no por el
diezmo. Dios no ha cambiado; el diezmo ha de ser usado todavía
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en el sostén del ministerio. El abrir nuevos campos requiere más