Página 37 - Obreros Evang

Basic HTML Version

La perspectiva
Nos estamos acercando al fin de la historia de esta tierra. Te-
nemos delante de nosotros una obra grande,—la obra final de dar
el último mensaje de amonestación a un mundo pecaminoso. Hay
hombres que serán tomados del arado, de la viña, de otros diversos
ramos de labor, y enviados por el Señor a dar este mensaje al mundo.
El mundo está desquiciado. Cuando consideramos el cuadro, la
perspectiva parece desanimadora. Pero Cristo acepta con esperan-
zada seguridad a los mismos hombres y mujeres que nos causan
desaliento. En ellos ve cualidades que los habilitarán para ocupar
puestos en su viña. Si quieren aprender constantemente, por su Pro-
videncia los hará hombres y mujeres idóneos para hacer una obra
que no está fuera de su alcance; por el impartimiento del Espíritu
Santo, les dará poder de expresión.
En muchos de los campos áridos, en los que no se ha entrado
todavía, deberán penetrar principiantes. El brillo de la visión que del
mundo tiene el Salvador inspirará confianza a muchos obreros, los
cuales, si empiezan con humildad y ponen su corazón en la obra,
resultarán ser los hombres adecuados para la ocasión y el lugar.
Cristo ve toda la miseria y la desesperación del mundo, visión que
postraría a algunos de nuestros obreros de gran capacidad con tan
grande peso de desaliento que ni siquiera sabrían cómo empezar
la obra de llevar a los hombres y mujeres al primer peldaño de la
escalera. Sus métodos precisos son de poco valor. Quieren quedar en
los peldaños que están un poco más arriba que el pie de la escalera,
[38]
diciendo: “Subid adonde estamos.” Pero las pobres almas no saben
dónde poner los pies.
El corazón de Cristo se regocija a la vista de aquellos que son
pobres en todo el sentido de la palabra; se regocija por la vista de
los maltratados que son mansos; por los que aparentemente no están
satisfechos y tienen hambre de justicia, por la incapacidad de muchos
para empezar. El da, por así decirlo, la bienvenida al propio estado
de cosas que desalentaría a muchos predicadores. El corrige nuestra
33