Página 441 - Obreros Evang

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Consideración para con los que luchan con dificultades
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La instrucción que me ha sido dada es que los hombres que
echan los cimientos de una obra y que, frente a los prejuicios luchan
hacia adelante, no han de ser puestos en una luz desfavorable, a fin
de que otros puedan ocupar sus puestos. Hay obreros fervientes que,
a pesar de las críticas de algunos de sus hermanos, han avanzado en
la obra que Dios les dijo que debía hacerse. Si se los sacase ahora
de su puesto de responsabilidad, se haría una impresión injusta para
con ellos y desfavorable para la obra, porque los cambios hechos
serían considerados como una justificación de las críticas injustas y
de los prejuicios existentes. El Señor desea que no se dé ningún paso
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que haría injusticia a los que han trabajado durante largo tiempo y
con fervor para edificar la obra que les fué dada.
Se hacen muchos cambios que sería mejor no hacer nunca. Mu-
chas veces, cuando los obreros se quedan descontentos, en vez de
animárselos a quedar donde están y a obtener éxito en su obra, se
los envía a otro lugar. Pero llevan consigo los mismos rasgos de
carácter que en lo pasado dañaron su obra. Manifestarán el mismo
espíritu contrario al de Cristo; porque no aprendieron la lección de
un servicio paciente y humilde.
Ruego que se establezca un diferente estado de cosas. Deben
hacerse cambios en los grupos de obreros de nuestras asociaciones e
instituciones. Deben buscarse hombres de eficiencia y consagración
y estimulárselos a relacionarse con los que llevan cargas, para ayu-
darlos y colaborar con ellos. Debe haber una unión armoniosa entre
los nuevos y los antiguos, en el espíritu de amor fraternal. Pero no
se hagan abruptamente cambios de dirección, de manera que se pro-
duzca desaliento en aquellos que trabajaron con ardor y éxito para
hacer progresar la obra. Dios no sancionará nada que se haga para
desalentar a sus siervos fieles. Sigan los principios de justicia aque-
llos cuyo deber consiste en obtener la dirección más eficiente para
nuestras casas editoriales, nuestros sanatorios y nuestras escuelas.
Dios pide obreros. La causa necesita hombres que se hayan
formado a sí mismos, que, poniéndose en las manos del Señor como
humildes aprendices, hayan demostrado ser colaboradores suyos.
Estos son los hombres que se necesitan en el ministerio y en la obra
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escolar. Avancen los que demostraron ser hombres, y hagan lo que
puedan en el servicio del Maestro. Entren en las filas de los obreros,
y por esfuerzos pacientes y continuos, demuestren su valía. Es en el