Página 114 - El otro Poder (1996)

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El otro Poder
dar una impresión muy diferente de la que darían si los leyeran en
su contexto original.
También recibo material impreso, folletos y hojitas, de uno y de
otro, que presentan una larga lista de pasajes bíblicos, puestos de
una manera que parecería comprobar ciertas teorías, pero que sólo
comprueban las teorías en la estimación de sus autores. La verdad,
puesta en un marco de error, distrae la mente del tema real que
debería ocupar su atención, y permite que el error aparte la mente de
los hombres de la verdad presente, esencial para este tiempo. Estas
personas reúnen ciertos textos bíblicos e interpretan pasajes bíblicos
como para dar color a sus puntos de vista; pero están distorsionando
las Escrituras para dar la apariencia de que dicen lo que no dicen. De
este modo se propagarán falsas teorías en el mundo hasta el mismo
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fin, y mientras haya prensas y casas editoras, se presentará material
erróneo para su publicación y se prepararán libros no convenientes
para la circulación pública.
Debemos proteger nuestras casas editoras
—Si no se protegie-
ra nuestras casas editoras contra la publicación de teorías erróneas,
ellas mismas llegarían a ser agentes para la diseminación de teorías
falsas. Los escritores hacen un mundo de un punto o dos de su teoría,
que los demás pueden no considerar importantes; entonces, el autor
puede pensar que sus ideas son despreciadas.
Hace dos o tres días recibí un diagrama de alguien que profesa
ser un observador del sábado en California, y se siente muy herido
porque la Pacific Press [segunda editorial adventista de los E.U.A.]
no presta atención a su producción ni acepta la luz que él quisiera
presentar al mundo. Habrá muchos dioses y muchos señores que
lucharán por ser reconocidos; pero si las personas que sienten esa
carga de producir algo original para el mundo caminaran humilde-
mente ante Dios con mansedumbre y contrición de espíritu, el Señor
los reconocería y les daría la gracia de su Santo Espíritu para que
hagan exactamente la obra que Dios quiere que hagan de acuerdo
con su capacidad.
Usted podrá decir: ¿Qué quiere decir la Sra. de White? ¿Me está
clasificando con esos obreros erráticos que ella mencionó? No, no
lo estoy haciendo. Sólo quiero presentar las dificultades que exigen
precaución en nuestras casas editoras, para que usted pueda ver la
necesidad de tomar medidas en nuestras editoriales para desalentar