Página 24 - El otro Poder (1996)

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El otro Poder
claramente el evangelio que Cristo en persona le dio a Juan en la
isla de Patmos, ese evangelio que se presenta como “la revelación
de Jesucristo”? Hemos de presentar a nuestro pueblo una clara
explicación del Apocalipsis. Hemos de darles la palabra de Dios tal
como es, con tan pocas explicaciones nuestras como sea posible.
Ninguna mente puede hacer esto sola. Aunque se nos ha confiado la
verdad más grande e importante alguna vez dada al mundo, somos
sólo infantes en lo que respecta a la comprensión de la verdad en
todas sus dimensiones. Cristo es el gran Maestro, y debemos esforzar
nuestra mente para que comprenda lo que reveló a Juan y lo defina
claramente. Estamos afrontando los problemas más importantes que
los hombres hayan de afrontar alguna vez.
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El tema de mayor importancia es el mensaje del tercer ángel,
que incluye los mensajes del primero y segundo ángeles. Todos
deberían comprender las verdades contenidas en estos mensajes y
demostrarlo en su vida diaria, pues es esencial para su salvación.
Tenemos que estudiar con fervor y oración a fin de entender estas
grandiosas verdades.—
Carta 97, 1902
.
Se definen los hitos
—En Minneapolis Dios dio a su pueblo,
en un nuevo engarce, algunas gemas de verdad. Esta luz del cielo
fue rechazada por algunos con toda la testarudez que los judíos
mostraron al rechazar a Cristo, y se habló mucho de mantenerse
junto a los hitos antiguos. Pero había evidencias de que no sabían
cuáles eran los hitos antiguos. Había evidencia y lógica procedentes
de la Palabra que la recomendaban a la conciencia; pero la mente
de los hombres estaba cerrada, sellada contra la entrada de luz,
porque habían decidido que era un error peligroso modificar los
“hitos antiguos”, cuando en realidad no se movía ninguno de esos
hitos antiguos, sino que esos hombres habían pervertido el concepto
de lo que era un hito antiguo.
El año 1844 fue un período de grandes acontecimientos, y abrió
ante nuestros asombrados ojos la purificación del santuario, hecho
que sucede en el cielo y que tiene una decidida relación con el pue-
blo de Dios sobre la Tierra. [También] los tres mensajes angélicos
presentan el estandarte sobre el que está escrito: “Los mandamien-
tos de Dios y la fe de Jesús”. Uno de los hitos de este mensaje es
el templo de Dios—que su pueblo, amante de la verdad, vio en el
cielo—y el arca que contiene su Ley. La luz del sábado del cuarto