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La Oración
prevalece en esta etapa de la historia del mundo. La preocupación de
su corazón era verlos volverse al Señor. Suplicó delante del Señor
con clamores y lágrimas.
Tanto
deseaba su conversión. A veces su
corazón se desanimaba y desmayaba, por temor de que sus oraciones
no fueran respondidas; pero de nuevo consagraba a Dios sus hijos, y
su fiel corazón los volvía a colocar sobre el altar.
Cuando ingresaron al ejército, sus oraciones los siguieron. Fue-
ron maravillosamente preservados de todo daño. Ellos dijeron que
era buena suerte; pero las oraciones de una madre, procedentes de un
alma anhelante y preocupada, al darse cuenta del peligro que corrían
sus hijos de perecer en su juventud sin esperanza en Dios, tuvieron
mucho que ver en su preservación. ¡Cuántas oraciones fueron regis-
tradas en el Cielo para que esos hijos fueran preservados con el fin
de obedecer a Dios y dedicar sus vidas a su gloria! En la ansiedad
que experimentaba por sus hijos, usted le rogaba a Dios que se los
trajera de vuelta, para procurar con más fervor conducirlos por la
senda de la santidad.—
Testimonios para la Iglesia 2:247, 248
.
Él [Dios] no se negará a escuchar la oración ferviente de los
padres, apoyada por su labor perseverante, que solicita que sus hijos
sean bendecidos por él, y lleguen a ser fieles obreros en su causa.
Cuando los padres cumplen sus deberes, en la forma indicada por
Dios, pueden sentirse seguros de que sus súplicas por ayuda en la
obra del hogar serán concedidas.—
The Signs of the Times, 4 de
mayo de 1888
.
Velad continuamente para detener la corriente y rechazar el peso
del mal que Satanás está echando sobre vuestros hijos. Los niños
no pueden hacer esto de por sí, pero los padres pueden hacer mu-
cho. Mediante la oración ferviente y la fe viva, ganarán grandes
victorias.—
Joyas de los Testimonios 1:147
.
Para hacer debidamente su obra, se requieren de ella [la madre]
talento, habilidad, paciencia, cuidado reflexivo, desconfianza propia
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y oración ferviente. Procure cada madre cumplir sus obligaciones
por esfuerzo perseverante. Lleve a sus pequeñuelos en los brazos
de la fe a los pies de Jesús, cuéntele su gran necesidad y pídale
sabiduría y gracia.—
Consejos para los Maestros, Padres y Alumnos,
122
.
El esfuerzo concienzudo, la oración y la fe, cuando están unidos
a un correcto ejemplo, no serán infructíferos. Presentad vuestros