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Satanás y la oración
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indiferencia y la indolencia de las almas. Entonces despliega sus
artes con nuevo ardor. Tienta a los hombres para que cedan a la
glotonería o a cualquier otra forma de sensualidad, y adormece de
tal modo su sensibilidad que dejan de oír precisamente las cosas que
más necesitan saber.
Bien sabe Satanás que todos aquellos a quienes pueda inducir
a descuidar la oración y el estudio de las Sagradas Escrituras serán
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vencidos por sus ataques. De aquí que invente cuanta estratagema
le es posible para tener las mentes distraídas. Siempre ha habido
una categoría de personas que profesan santidad, y que en lugar
de procurar crecer en el conocimiento de la verdad, hacen consistir
su religión en buscar alguna falta en el carácter de aquellos con
quienes no están de acuerdo, o algún error en su credo. Son los
mejores agentes de Satanás. Los acusadores de los hermanos no son
pocos; siempre son diligentes cuando Dios está obrando y cuando
sus hijos le rinden verdadero homenaje. Son ellos los que dan falsa
interpretación a las palabras y acciones de los que aman la verdad y
la obedecen. Hacen pasar a los más serios, celosos y desinteresados
siervos de Cristo por engañados o engañadores. Su obra consiste en
desnaturalizar los móviles de toda acción buena y noble, en hacer
circular insinuaciones malévolas y despertar sospechas en las mentes
poco experimentadas. Harán cuanto sea imaginable porque aparezca
lo que es puro y recto como corrupto y de mala fe.—
El Conflicto de
los Siglos, 573
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