Página 8 - La Oraci

Basic HTML Version

Prefacio
Las Escrituras nos aconsejan “orad sin cesar”. Esto no significa
que hemos de pasar todo el día de rodillas en oración formal. Sí
significa que debemos vivir y servir a nuestro Señor en la atmósfera
de la oración.
La oración es el canal de comunicación entre nosotros y Dios.
Dios nos habla por medio de su Palabra, nosotros le respondemos
por medio de la oración, y él siempre nos escucha. No podemos
cansarlo o abrumarlo con las palabras de nuestro corazón.
Vivimos en tiempos difíciles. Los acontecimientos que ocurren
a nuestro alrededor exigen que cada seguidor de Cristo mantenga
fervientemente su relación con Dios. Para fortalecer esta relación y
satisfacer nuestras necesidades emocionales y espirituales, debemos
aprender el poder de la oración. Como los discípulos de antaño,
debemos rogarle al Señor: “Enséñanos a orar”.
Somos reconfortados al saber que Dios está dispuesto y listo
para escuchar y responder nuestras sinceras plegarias sin importar
las circunstancias. Él es un Padre amante que se interesa cuando las
cosas van bien y cuando las vicisitudes de la vida nos propinan los
golpes más devastadores. Cuando el clamor de nuestro corazón es
“¿dónde estás, Dios?”, él se encuentra a la distancia de una oración.
[4]
Alguien ha dicho que se logran más cosas por la oración que lo
que el mundo se imagina. Esto se aplica especialmente a la iglesia.
“La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un
reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro medio. Procurarlo
debiera ser nuestra primera obra”.
Eventos de los Últimos Días, 193
.
Dios nos da “en respuesta a la oración... lo que no nos daría si no se
lo pidiésemos así”.—
El Conflicto de los Siglos, 580
. Reconocemos
que necesitamos el derramamiento del Espíritu Santo. Pero esto
sólo puede cumplirse cuando oramos individual y colectivamente.
Cuando el pueblo de Dios ora de un modo ferviente y sincero, Dios
responde. Sucederán grandes cosas entre el pueblo de Dios, y el
I V