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Razones para orar
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peticiones. ¿Olvidaremos alabar y agradecer a Dios por su amante
bondad?
David declara: “Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis sú-
plicas; porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en
todos mis días”.
Salmos 116:1, 2
. La bondad de Dios de escuchar
y responder nuestras oraciones nos compromete seriamente a agra-
decerle por los favores recibidos. Deberíamos alabar a Dios mucho
más. Las bendiciones recibidas en respuesta a la oración deberían
ser prontamente reconocidas. El registro de cada bendición debería
apuntarse en nuestro diario, para que cuando lo tomemos en nuestras
manos, podamos recordar la bondad del Señor y alabar su santo
nombre.—
The Review and Herald, 7 de mayo de 1908
.
Nuestro carácter puede ser transformado
—El cambio que
necesitamos es un cambio de corazón; y sólo se puede obtener bus-
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cando a Dios individualmente, buscando su bendición, pidiéndole su
poder, orando fervientemente para que su gracia pueda venir sobre
nosotros y que sean transformados nuestros caracteres. Este es el
cambio que necesitamos hoy, y para lograrlo debiéramos ejercer
energía perseverante y manifestar cordial fervor. Debiéramos pre-
guntar con verdadera sinceridad: “¿Qué debo hacer para ser salvo?”
Debiéramos saber exactamente qué pasos estamos dando hacia el
cielo.—
Mensajes Selectos 1:219, 220
.
Se expandirá nuestro entendimiento de la Palabra de Dios
Nadie que no ore puede estar seguro un solo día o una sola hora.
Debemos sobre todo pedir al Señor que nos dé sabiduría para com-
prender su Palabra. En ella es donde están puestos de manifiesto los
artificios del tentador y las armas que se le pueden oponer con éxito.
Satanás es muy hábil para citar las Santas Escrituras e interpretar
pasajes a su modo, con lo que espera hacernos tropezar. Debemos
estudiar la Biblia con humildad de corazón, sin perder jamás de vista
nuestra dependencia de Dios. Y mientras estemos en guardia contra
los engaños de Satanás, debemos orar con fe diciendo: “No nos dejes
caer en tentación”.—
El Conflicto de los Siglos, 585
.
Nunca se debería estudiar la Biblia sin oración. Sólo el Espíritu
Santo puede hacernos sentir la importancia de lo que es fácil com-
prender, o impedir que nos apartemos del sentido de las verdades
de difícil comprensión. Hay santos ángeles que tienen la misión de
influir en los corazones para que comprendan la Palabra de Dios,