Página 141 - Primeros Escritos (1962)

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La abnegación
Vi que existía el peligro de que los santos hiciesen demasiados
preparativos para las conferencias; que algunos estaban recarga-
dos porque tenían que servir demasiado; que uno debe negarse a
satisfacer el apetito. Existe el peligro de que algunos asistan a las
reuniones por los panes y los peces. Vi que todos los que halagaban
al yo haciendo uso de la hierba mala y sucia que es el tabaco, debían
ponerlo a un lado y dedicar sus recursos a fines mejores. Realizan
un sacrificio los que se privan de alguna satisfacción y, tomando
los recursos antes dedicados a satisfacer el apetito, lo ponen en la
tesorería del Señor. Como las dos blancas de la viuda, esos donati-
vos serán notados por Dios. La cantidad puede ser pequeña; pero
si todos obran así, se verán los resultados en la tesorería. Si todos
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procurasen ser más económicos en su indumentaria, privándose de
algunas cosas que no son realmente necesarias, y pusieran a un lado
cosas inútiles y perjudiciales como el té y el café, y dieran su costo
a la causa, recibirían más bendiciones aquí y una recompensa en el
cielo. Muchos piensan que por el hecho de que Dios les ha dado
los recursos, pueden vivir casi sin escasez, comer alimentos sucu-
lentos, tener abundancia de ropas, y que no hay virtud en negarse
a sí mismos cuando tienen bastante. Los tales no hacen sacrificios.
Si vivieran un poco más como pobres y diesen a la causa de Dios
para ayudar a hacer progresar la verdad, esto sería un sacrificio de
su parte, y Dios lo recordaría cuando recompense a cada uno según
sus obras.
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