Página 426 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
entren en la buena tierra. Tiende su red para prender toda alma. No
solo los ignorantes y los incultos necesitan estar en guardia; él pre-
parará sus tentaciones para los que ocupan los puestos más elevados
en los cargos más sagrados; si puede inducirlos a contaminar sus
almas, podrá, por su intermedio, destruir a muchos. Emplea ahora
los mismos agentes que hace tres mil años. Por las amistades mun-
danas, los encantos de la belleza, la búsqueda del placer, la alegría
desmedida, los festines o el vino, tienta a los seres humanos a violar
el séptimo mandamiento.
Satanás primero indujo a Israel al libertinaje y luego a la idola-
tría. Los que deshonran la imagen de Dios en su propia persona y
contaminan así su templo, no retrocederán ante ninguna cosa que
deshonre a Dios con tal que satisfaga el deseo de sus corazones
depravados. La sensualidad debilita la mente y degrada el alma. La
satisfacción de las propensiones animales entorpece las facultades
morales y no puede el esclavo de las pasiones comprender la obli-
gación sagrada impuesta por la ley de Dios, apreciar el sacrificio
expiatorio, o justipreciar el alma. La bondad, la pureza, la verdad, la
reverencia a Dios y el amor por las cosas sagradas, todos estos afec-
tos sagrados y deseos nobles que vinculan al hombre con el mundo
celestial, quedan consumidos en el fuego de la concupiscencia. El
alma se torna en desierto negro y desolado, en morada de espíritus
malignos y “albergue de todas aves sucias y aborrecibles”. En esta
forma, los seres creados a la imagen de Dios son rebajados al nivel
de los seres irracionales.
Por sus relaciones con los idólatras y la participación que tuvie-
ron en sus festines, los hebreos fueron inducidos a violar la ley de
Dios, y atrajeron sus juicios sobre toda la nación. Así también ahora
Satanás obtiene su mayor éxito, en lo que se refiere a hacer pecar a
los cristianos, cuando logra inducirlos a que se relacionen con los
impíos y participen en sus diversiones. “Salid de en medio de ellos,
y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo impuro”.
2 Corintios 6:17
.
Dios exige hoy de su pueblo que se mantenga tan distinto del mundo,
en sus costumbres, hábitos y principios, como debía serlo el antiguo
Israel. Si siguen fielmente las enseñanzas de su Palabra, existirá esta
distinción; no podrá ser de otra manera. Las advertencias dadas a
los hebreos para que no se relacionaran ni mezclaran con los paga-
nos no eran más directas ni más terminantes que las hechas a los