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              Historia de los Patriarcas y Profetas
            
            
              de Israel; pero no olvidó ni abandonó a su siervo. El Dios del cielo
            
            
              comprendía los sufrimientos que Moisés había soportado; había
            
            
              observado todos los actos de su fiel servicio a través de los largos
            
            
              años de conflicto y prueba. En la cumbre de Pisga, Dios llamó a
            
            
              Moisés a una herencia infinitamente más gloriosa que la Canaán
            
            
              terrenal.
            
            
              [456]
            
            
              En el monte de la transfiguración, Moisés estuvo presente con
            
            
              Elías, quien había sido trasladado. Fueron enviados como portadores
            
            
              de la luz y la gloria del Padre para su Hijo. Y así se cumplió por fin
            
            
              la oración que elevara Moisés tantos siglos antes. Estaba en el “buen
            
            
              monte”, dentro de la heredad de su pueblo, testificando en favor de
            
            
              Aquel en quien se concentraban todas las promesas de Israel. Tal es
            
            
              la última escena revelada al ojo mortal con referencia a la historia
            
            
              de aquel hombre tan altamente honrado por el cielo.
            
            
              Moisés fue un tipo o figura de Cristo. Él mismo había declarado
            
            
              a Israel: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te
            
            
              levantará Jehová tu Dios; a él oiréis”.
            
            
              Deuteronomio 18:15
            
            
              . Dios
            
            
              tuvo a bien disciplinar a Moisés en la escuela de la aflicción y la
            
            
              pobreza, antes de que estuviera preparado para conducir las huestes
            
            
              de Israel hacia la Canaán terrenal. El Israel de Dios, que viaja hacia
            
            
              la Canaán celestial, tiene un Capitán que no necesitó enseñanzas
            
            
              humanas que lo prepararan para su misión de conductor divino; no
            
            
              obstante fue perfeccionado por el sufrimiento; “porque en cuanto él
            
            
              mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que
            
            
              son tentados”.
            
            
              Hebreos 2:10, 18
            
            
              . Nuestro Redentor no manifestó
            
            
              las imperfecciones ni las debilidades humanas; pero murió a fin de
            
            
              obtener nuestro derecho a entrar en la tierra prometida.
            
            
              “Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo,
            
            
              para testimonio de lo que se iba a decir; pero Cristo, como hijo, sobre
            
            
              su casa. Y esa casa somos nosotros, con tal que retengamos firme
            
            
              hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.
            
            
              Hebreos
            
            
              3:5, 6
            
            
              .
            
            
              [457]
            
            
            
              Este capítulo está basado en
            
            
              Deuteronomio 31
            
            
              a
            
            
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