Página 548 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Capítulo 57—El arca tomada por los filisteos
Este capítulo está basado en 1 Samuel 3 a 7.
Otra advertencia debía ser dada a la casa de Elí. Dios no podía
comunicarse con el sumo sacerdote ni con sus hijos; sus pecados,
como densa nube, excluían la presencia del Espíritu Santo. Pero
en medio de la impiedad el niño Samuel permanecía fiel al cielo, y
fue comisionado, como profeta del Altísimo, para dar el mensaje de
condenación a la casa de Elí.
“En aquellos días escaseaba la palabra de Jehová y no eran
frecuentes las visiones. Un día estaba Elí acostado en su aposento,
cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía
ver. Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde se
encontraba el Arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuera
apagada, Jehová llamó a Samuel”. Véase
1 Samuel 3-7
.
Creyendo que la voz era de Elí, el niño se apresuró a ir al lado
de la cama del sacerdote, diciéndole: “Heme aquí; ¿para qué me
llamaste?” La contestación que recibió fue: “Yo no he llamado;
vuelve y acuéstate”. Tres veces fue llamado Samuel, y tres veces
contestó de la misma manera. Y entonces Elí se convenció de que
la voz misteriosa era la de Dios. El Señor había pasado por alto a
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su siervo elegido, el anciano canoso, para comunicarse con un niño.
Esto era de por sí un reproche amargo, pero bien merecido para Elí
y su casa.
Ningún sentimiento de envidia o celos se despertó en el corazón
de Elí. Le aconsejó a Samuel que contestara, si se lo llamaba nue-
vamente: “Habla, Jehová, que tu siervo oye”. Una vez más se oyó
la voz, y el niño contestó: “Habla, que tu siervo oye”. Estaba tan
asustado al pensar que el gran Dios le hablaba, que no pudo recordar
exactamente las palabras que Elí le había mandado decir.
“Dijo Jehová a Samuel: “Yo haré una cosa en Israel que a quien
la oiga le zumbarán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí
todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta
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