Página 619 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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David fugitivo
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cuando los que la componían llegaron adonde estaban los profetas,
la influencia divina cayó también sobre ellos, y profetizaron.
Saúl decidió entonces ir personalmente, pues su enemistad feroz
se había vuelto ingobernable. Decidió no esperar más oportunidades
para matar a David, y que tan pronto como lo tuviera a su alcance lo
mataría con su propia mano, fueran lo que fueran las consecuencias.
Pero un ángel de Dios lo encontró en el camino, y le dominó. El
Espíritu de Dios lo mantuvo bajo su poder, y, salió dirigiendo a Dios
oraciones entremezcladas con predicciones y melodías sagradas.
Profetizó acerca de la venida del Mesías como Redentor del mundo.
Cuando llegó a la casa del profeta en Ramá, puso a un lado las
prendas de vestir que señalaban su categoría, y permaneció todo el
día y toda la noche acostado ante Samuel y sus discípulos, bajo la
influencia del Espíritu divino. El pueblo se congregó para presenciar
esta escena extraña, y lo experimentado por el rey se difundió por to-
das partes. Así volvió a ser proverbial en Israel, esta vez al acercarse
el fin de su reinado, que Saúl también estaba entre los profetas.
El perseguidor había sido una vez más derrotado en sus propósi-
tos. Aseguró a David que estaba en paz con él; pero David tenía poca
confianza en el arrepentimiento del rey. Aprovechó esta ocasión para
escaparse, no fuera que el humor del rey cambiara, como antes. Su
corazón estaba herido, y ansiaba ver otra vez a su amigo Jonatán.
Seguro de su inocencia, buscó al hijo del rey, y le dirigió una súplica
muy conmovedora. “¿Qué he hecho yo? -le preguntó-. ¿Cuál es mi
maldad, o cuál mi pecado contra tu padre, que él busca mi vida?”
Jonatán creía que su padre había mudado su propósito, y que ya
no pensaba quitarle la vida a David. Y Jonatán le dijo: “De ninguna
manera; no morirás. Mi padre no hace ninguna cosa, ni grande ni
pequeña, que no me la descubra; ¿por qué, pues, me ha de ocultar
mi padre este asunto? No será así”. Jonatán no podía creer que,
después de la manifestación extraordinaria del poder de Dios, su
padre quisiera todavía hacer daño a David, puesto que esto sería una
rebelión manifiesta contra Dios. Pero David no estaba convencido.
Con intenso fervor declaró a Jonatán: “Ciertamente, vive Jehová y
vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte”.
En ocasión de la luna nueva, se celebraba en Israel una fiesta
sagrada. Esta fiesta caía en el día que seguía al de la entrevista
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entre David y Jonatán. En esta fiesta se esperaba que ambos jóvenes