Página 621 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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David fugitivo
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El hijo del rey regresó a Gabaa, y David se apresuró a llegar a
Nob, ciudad que se encontraba a pocas millas de distancia, y que
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también pertenecía a la tribu de Benjamín. Se había llevado de Silo a
este sitio el tabernáculo, y allí oficiaba Ahimelec, el sumo sacerdote.
David no sabía adónde refugiarse, sino en casa del siervo de Dios. El
sacerdote lo miró con asombro, al verlo llegar con apresuramiento
y aparentemente solo, con la ansiedad y la tristeza impresas en el
rostro; y le preguntó qué lo traía allí.
El joven temía constantemente ser descubierto, y en su angustia
recurrió al engaño. Dijo al sacerdote que el rey lo había enviado
en una misión secreta, que requería la mayor rapidez. Con esto
demostró David falta de fe en Dios, y su pecado causó la muerte del
sumo sacerdote. Si le hubiera manifestado claramente los hechos
tales como eran, Ahimelec habría sabido qué conducta seguir para
proteger su vida. Dios requiere que la verdad distinga siempre a los
suyos, aun en los mayores peligros. David le pidió al sacerdote cinco
panes. No había más que pan sagrado en poder del hombre de Dios,
pero David consiguió vencer los escrúpulos de él, y obtuvo el pan
para satisfacer su hambre.
Pero se le presentó un nuevo peligro. Doeg, el principal de los
pastores de Saúl, que había aceptado la fe de los hebreos, estaba
entonces pagando sus votos en el lugar de culto. Al ver a este hombre,
David decidió buscar apresuradamente otro refugio, y conseguir
alguna arma con la cual defenderse en caso de que sea necesario.
Le pidió a Ahimelec una espada, y él le dijo que no tenía otra
que la de Goliat, conservada como una reliquia en el tabernáculo.
David le contestó: “Ninguna como ella: dámela”. El valor de David
revivió cuando tomó la espada que una vez había usado para matar
al campeón de los filisteos.
David huyó hasta donde estaba Aquis, rey de Gat, pues le parecía
que había más seguridad en medio de los enemigos de su pueblo que
en los dominios del rey Saúl. Pero se le informó a Aquis que David
había sido el hombre que había dado muerte al campeón filisteo años
antes; y ahora el que buscaba refugio entre los enemigos de Israel se
encontraba en un gran peligro. Pero fingiendo que estaba loco, pudo
engañar a sus enemigos y logró escapar.
Cometió David su primer error al desconfiar de Dios en Nob, y
el segundo al engañar a Aquis. David había revelado nobles rasgos