La enemistad de Satanás hacia la ley
305
Cuando Moisés regresó de su encuentro con la divina presencia
en el monte, donde había recibido las tablas del testimonio, el cul-
pable Israel no pudo soportar la luz que glorificaba su semblante.
¡Cuánto menos podrán los transgresores mirar al Hijo de Dios cuan-
do aparezca en la gloria de su Padre, rodeado de todas las huestes
[354]
celestiales, para ejecutar el juicio sobre los transgresores de su ley y
sobre los que rechazan su sacrificio expiatorio! Los que menospre-
ciaron la ley de Dios y pisotearon bajo sus pies la sangre de Cristo,
“los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y
los fuertes,” se esconderán “en las cuevas y entre las peñas de los
montes,” y dirán a los montes y a las rocas: “Caed sobre nosotros,
y escondednos de la cara de Aquel que está sentado sobre el trono,
y de la ira del Cordero: porque el gran día de su ira es venido; y
¿quién podrá estar firme?” En “aquel día arrojará el hombre, a los
topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, ... y
se entrarán en las hendiduras de las rocas, y en las cavernas de las
peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de
su majestad, cuando se levantare para herir la tierra.”
Apocalipsis
6:15-17
;
Isaías 2:20, 21
.
Entonces se verá que la rebelión de Satanás contra Dios dió
como resultado la ruina de sí mismo, y de todos los que eligieron ser
sus súbditos. El hizo creer que de la transgresión resultaría un gran
bien; pero se verá que “la paga del pecado es muerte.” “Porque he
aquí, viene el día ardiente como un horno; y todos los soberbios, y
todos los que hacen maldad, serán estopa; y aquel día que vendrá, los
abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, el cual no les dejará ni raíz
ni rama.” Satanás, la raíz de todo pecado, y todos los obradores del
mal, que son sus ramas, serán completamente extirpados. Se pondrá
fin al pecado, y a toda la aflicción y ruina que acarreó. El salmista
dice: “Destruíste al malo, raíste el nombre de ellos para siempre
jamás. Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos.”
Romanos 6:23
;
Malaquías 4:1
;
Salmos 9:5, 6
.
Pero en medio de la tempestad de los castigos divinos, los hi-
jos de Dios no tendrán ningún motivo para temer. “Jehová será la
esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.” El día
que traerá terror y destrucción para los transgresores de la ley de
[355]
Dios, para los obedientes significará “gozo inefable y glorificado.”
“Juntadme mis santos—dirá el Señor;—los que hicieron conmigo