Página 536 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
La promesa de Dios de que por medio de Sansón comenzaría
“a salvar a Israel de manos de los Filisteos” se cumplió; pero ¡cuán
sombría y terrible es la historia de esa vida que habría podido alabar
a Dios y dar gloria a la nación! Si Sansón hubiera sido fiel a su
vocación divina, se le habría honrado y ensalzado, y el propósito de
Dios se habría cumplido. Pero él cedió a la tentación y no fué fiel a
su cometido, y su misión se cumplió en la derrota, la servidumbre y
la muerte.
Físicamente, fué Sansón el hombre más fuerte de la tierra; pero
en lo que respecta al dominio de sí mismc, la integridad y la firmeza,
fué uno de los más débiles. Muchos consideran erróneamente las
pasiones fuertes como equivalente de un carácter fuerte; pero lo
cierto es que el que se deja dominar por sus pasiones es un hombre
débil. La verdadera grandeza de un hombre se mide por el poder de
las emociones que él domina, y no por las que le dominan a él.
El cuidado providencial de Dios había asistido a Sansón, para
que pudiera prepararse y realizar la obra para la cual había sido lla-
mado. Al principio mismo de la vida se vió rodeado de condiciones
favorables para el desarrollo de su fuerza física, vigor intelectual
y pureza moral. Pero bajo la influencia de amistades y relaciones
impías, abandonó aquella confianza en Dios que es la única segu-
ridad del hombre, y fué arrebatado por la marea del mal. Los que
mientras cumplen su deber son sometidos a pruebas pueden tener
la seguridad de que Dios los guardará; pero si los hombres se co-
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locan voluntariamente bajo el poder de la tentación, caerán tarde o
temprano.
Aquellos mismos a quienes Dios quiere usar como sus instru-
mentos para una obra especial son los que con todo su poder Satanás
procura extraviar. Nos ataca en nuestros puntos débiles y obra por
medio de los defectos de nuestro carácter para obtener el dominio
de todo nuestro ser, pues sabe que si conservamos estos defectos,
él tendrá éxito. Pero nadie necesita ser vencido. No se le deja solo
al hombre para que venza el poder del mal mediante sus débiles
esfuerzos. Hay ayuda puesta a su disposición, y ella será dada a toda
alma que realmente la desee. Los ángeles de Dios que ascienden y
descienden por la escalera que Jacob vió en visión, ayudarán a toda
alma que quiera subir hasta el cielo más elevado.
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