Página 652 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
quiere destruir la confianza y la fe de los hombres en Dios, dejarlos
descontentos de su condición en la vida, e inducirlos a procurar el
conocimiento de lo que Dios sabiamente les vedó y a menospreciar
lo que les reveló en su santa Palabra.
Muchos se agitan cuando no pueden saber qué resultará en de-
finitiva de los asuntos. No pueden soportar la incertidumbre, y en
su impaciencia rehusan esperar para ver la salvación de Dios. Los
males que presienten casi los enloquecen. Ceden a sus sentimientos
de rebelión, y corren de aquí para allá en dolor apasionado, procu-
rando entender lo que no se ha revelado. Si tan sólo confiaran en
Dios y velaran en oración, hallarían consuelo divino. Su espíritu
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sería calmado por la comunión con Dios. Los cansados y trabajados
hallarían descanso para sus almas, con sólo ir a Jesús; pero cuando
descuidan los medios que Dios dispuso para su consuelo, y recurren
a otras fuentes, con la esperanza de averiguar lo que Dios vedó,
cometen el error de Saúl, y con ello sólo adquieren un conocimiento
del mal.
A Dios no le agrada esta conducta, y lo ha declarado en los
términos más explícitos. Esta premura impaciente por rasgar el velo
del futuro revela una falta de fe en Dios, y deja el alma expuesta a
las sugestiones del maestro de los engañadores. Satanás induce a los
hombres a que consulten a los que poseen espíritus adivinadores; y
mediante la revelación de cosas pasadas ocultas, les inspira confianza
en su poder de predecir lo por venir. En virtud de la experiencia
que obtuvo a través de largos siglos, puede razonar de la causa al
efecto, y a menudo predecir con cierta exactitud algunos de los
acontecimientos futuros de la vida del hombre. Así puede engañar
a ciertas pobres almas mal encaminadas, ponerlas bajo su poder y
llevarlas cautivas a voluntad.
Dios nos ha advertido por su profeta: “Si os dijeren: Preguntad
a los pythones y a los adivinos, que susurran hablando, responded:
¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Apelará por los vivos a los
muertos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es
porque no les ha amanecido.”
Isaías 8:19, 20
.
¿Irán los que tienen un Dios santo, infinito en sabiduría y poder, a
buscar ayuda en los adivinos cuya sabiduría procede de la intimidad
con el enemigo de nuestro Señor? Dios mismo es la luz de su pueblo;
le ordena que fije por la fe los ojos en las glorias que están veladas