Página 482 - Profetas y Reyes (1957)

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Profetas y Reyes
Los profetas a quienes fueron reveladas estas grandiosas escenas
anhelaron comprender todo su significado. “Han inquirido y diligen-
temente buscado, escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo
significaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos... A los cuales fué
revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros administraban
las cosas que ahora os son anunciadas.”
1 Pedro 1:10-12
.
A nosotros que estamos a punto de ver su cumplimiento, ¡de
cuánto significado, de cuán vivo interés, son estos delineamientos
de las cosas por venir, acontecimientos por los cuales, desde que
nuestros primeros padres dieron la espalda al Edén, los hijos de Dios
han estado velando y aguardando, anhelando y orando!
Compañeros de peregrinación, estamos todavía entre las sombras
y la agitación de las actividades terrenales; pero pronto aparecerá
nuestro Salvador para traer liberación y descanso. Contemplemos
por la fe el bienaventurado más allá, tal como lo describió la mano
de Dios. El que murió por los pecados del mundo está abriendo
de par en par las puertas del Paraíso a todos los que creen en él.
Pronto habrá terminado la batalla y se habrá ganado la victoria.
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Pronto veremos a Aquel en quien se cifran nuestras esperanzas de
vida eterna. En su presencia las pruebas y los sufrimientos de esta
vida resultarán insignificantes. De lo que existió antes “no habrá
memoria, ni más vendrá al pensamiento.” “No perdáis pues vuestra
confianza, que tiene grande remuneración de galardón: porque la
paciencia os es necesaria; para que, habiendo hecho la voluntad de
Dios, obtengáis la promesa. Porque aun un poquito, y el que ha de
venir vendrá, y no tardará.” “Israel es salvo ... con salud eterna; no os
avergonzaréis, ni os afrentaréis, por todos los siglos.”
Isaías 65:17
;
Hebreos 10:35-37
;
Isaías 45:17
.
Alcemos los ojos y dejemos que nuestra fe aumente de continuo.
Dejemos que esta fe nos guíe a lo largo de la senda estrecha que
ha de llevarnos por las puertas de la ciudad al gran más allá, al
amplio e ilimitado futuro de gloria que espera a los redimidos.
“Pues, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad
cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando
con paciencia, hasta que reciba la lluvia temprana y tardía. Tened
también vosotros paciencia: confirmad vuestros corazones: porque
la venida del Señor se acerca.”
Santiago 5:7, 8
.