Página 92 - Palabras de Vida del Gran Maestro (1971)

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Capítulo 12—Cómo aumentar la fe y la confianza
Este capítulo está basado en Lucas 11:1-13.
Cristo estaba continuamente recibiendo del Padre a fin de poder
impartírnoslo. “La palabra que habéis oído—dijo él—, no es mía,
sino del Padre que me envió”. “El Hijo del hombre no vino para ser
servido, sino para servir”
El vivió, pensó y oró, no para sí mismo,
sino para los demás. De las horas pasadas en comunión con Dios él
volvía mañana tras mañana, para traer la luz del cielo a los hombres.
Diariamente recibía un nuevo bautismo del Espíritu Santo. En las
primeras horas del nuevo día, Dios lo despertaba de su sueño, y su
alma y sus labios eran ungidos con gracia para que pudiese impartir
a los demás. Sus palabras le eran dadas frescas de las cortes del cielo,
para que las hablase en sazón al cansado y oprimido. El dice: “El
Señor Jehová me dio lengua de sabios, para saber hablar en sazón
palabra al cansado; despertará de mañana, despertaráme de mañana
oído, para que oiga como los sabios”
Los discípulos de Cristo estaban muy impresionados por sus ora-
ciones y por su hábito de comunicación con Dios. Un día, tras una
corta ausencia del lado de su Señor, lo encontraron absorto en una
súplica. Al parecer inconsciente de su presencia, él siguió orando
en voz alta. Los corazones de los discípulos quedaron profunda-
mente conmovidos. Cuando terminó de orar, exclamaron: “Señor,
enséñanos a orar”.
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En respuesta repitió el Padrenuestro, como lo había dado en el
Sermón de la Montaña. Y luego, en una parábola, ilustró la lección
que deseaba enseñarles.
“¿Quién de vosotros—les dijo—tendrá un amigo, e irá a él a
media noche, y le dirá: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo
mío ha venido a mí de camino, y no tengo qué ponerle delante; y el
de dentro respondiendo dijere: No me seas molesto; la puerta está ya
cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme,
y darte? Os digo, que aunque no se levante a darle por ser su amigo,
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