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Abrahán, 3 de septiembre
Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión,
diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será
sobremanera grande... Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y
cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.
Génesis 15:1, 5, 6
.
El Señor llamó a Abrahán para que fuera un canal de luz y de bendición y
tuviera una influencia creciente, y para que Dios pudiera tener un pueblo sobre la
tierra. Abrahán debía estar en el mundo para reflejar el carácter de Jesús. Cuando
recibió el llamamiento divino, no era una persona de renombre, tampoco un
legislador, ni un conquistador. Era un sencillo pastor que habitaba en tiendas,
pero que empleaba a una gran cantidad de trabajadores para llevar a cabo su
humilde labor. El honor que recibió fue por causa de su fidelidad a Dios, su
estricta integridad y su trato justo.
El Señor dijo de él: “¿Encubriré yo a Abrahán lo que voy a hacer, habiendo de
ser Abrahán una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las
naciones de la tierra? Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después
de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga
venir Jehová sobre Abrahán lo que ha hablado acerca de él”.
Génesis 18:17-19
.
La vida abnegada de Abrahán lo convirtió verdaderamente en un “espectáculo
al mundo, a los ángeles y a los hombres”.
1 Corintios 4:9
. Y el Señor declaró
que bendeciría a los que bendijeran a Abrahán, y que castigaría a los que le
hicieran daño o lo maltrataran. Mediante la experiencia religiosa de Abrahán se ha
comunicado a miles un correcto conocimiento de Jehová; y su luz todavía emite
rayos a lo largo del camino de los que practican la piedad, la fe, la devoción y la
obediencia del patriarca.
Abrahán tenía un conocimiento de Cristo; porque el Señor lo había iluminado
con respecto al Redentor del mundo. Y él hizo saber a su familia y a sus hijos que
las ofrendas del sacrificio prefiguraban a Jesús, el Cordero de Dios, que iba a ser
sacrificado por los pecados del mundo. Es así como reunió conversos que creían
en el único Dios vivo y verdadero.—
The Youth’s Instructor, 4 de marzo de 1897
.
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