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Los libros impresionan la mente, 21 de mayo
Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por
nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
Isaías 6:8
.
Oren y actúen. Una sencilla oración semejante a las de Cristo, logrará mucho
más que la abundancia de palabras sin oración. Trabajen con sencillez de corazón
y el Señor hará su parte junto al colportor. El Espíritu Santo hará impresiones en la
mente, semejantes a las que realiza en favor de los que escuchan a los ministros a
quienes Dios les delega la tarea de predicar su Palabra. Los ángeles santos asisten
a los que se consagran al ministerio de las publicaciones destinadas a educar a la
gente con la verdad.
Los hombres y las mujeres pueden trabajar eficazmente si sienten en sus
corazones que realizan la obra del Señor al ministrar a las personas que no conocen
la verdad para este tiempo. Las advertencias deben darlas a conocer en los caminos
secundarios y en las grandes avenidas a fin de preparar a la gente para el gran
día de Dios que está por sobrecoger al mundo. No desperdiciemos el tiempo.
Tenemos que apoyar esta obra. ¿Quién se levantará ahora para llevar nuestras
publicaciones? Lean el
capítulo 6
de Isaías y aprópiense de sus lecciones.
“Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy hombre muerto; porque siendo hombre
inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos,
han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los
serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas
tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y
es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía:
¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí,
envíame a mí”
Isaías 6:5-8
.
Esta figura se actualizará muchas veces si los colportores se aferran a Cristo,
cargan con su yugo y aprenden diariamente de él los métodos para llevar a la gente
mensajes de paz y consuelo en las horas de aflicción, chasco, tristeza y quebranto
del corazón. Al imbuirlos con su propio Espíritu, Cristo, el gran Maestro, los
preparará para realizar una obra buena e importante.—
The Bible Echo, 18 de
setiembre de 1899
.
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