Página 230 - Recibir

Basic HTML Version

Sintamos la necesidad de los dones espirituales, 31 de julio
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me
tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo,
perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice
por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más
abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús.
1 Timoteo 1:12-14
.
Quienes quieran tener éxito en ganar conversos para Cristo deben llevar con-
sigo la influencia del Espíritu Santo. Pero, cuán poco se conoce respecto a su
actuación. Se ha dicho muy poco acerca de la importancia de estar imbuidos del
Espíritu Santo. Sin embargo, es mediante el Espíritu Santo como las personas
son atraídas a Cristo, y sólo por su poder el ser humano puede ser purificado. El
Salvador dijo: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y
de juicio”.
Juan 16:8
.
Cristo ha prometido el don del Espíritu Santo a su iglesia, pero cuán poco se
aprecia esta promesa y se siente este poder en ella. Además, pocas veces se habla
acerca de este poder a la gente. El Salvador dijo: “Pero recibiréis poder, cuando
haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
Hechos 1:8
. Con la
recepción de esta virtud todos los demás dones son nuestros. Necesitamos tener
este don de acuerdo con la plenitud de las riquezas de la gracia de Jesús, puesto
que él está listo a darlo a cada persona de acuerdo con su capacidad de recibir.
Entonces, no quedemos satisfechos con sólo un poco de esta bendición, apenas
una medida que nos evite la somnolencia moral, sino que seamos diligentes en
buscar la abundancia de la gracia de Dios.
Permita Dios que su poder convertidor se sienta en toda esta gran congrega-
ción. Oh, que el poder de Dios descanse sobre su pueblo. Lo que necesitamos
diariamente es piedad. También necesitamos escudriñar cada día las Escrituras, y
orar fervientemente que el poder del Espíritu Santo nos haga idóneos para ocupar
nuestro lugar en su viña. Ninguno está preparado para educar y fortalecer a la
iglesia a menos que haya recibido el don del Espíritu Santo.—
The Review and
Herald, 29 de marzo de 1892
.
[224]
226