Pidamos su bendición, 22 de octubre
¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche?
¿Se tardará en responderles?
Lucas 18:7
.
Durante mucho tiempo podríamos haber seguido la senda angosta, pero no es
seguro tomar esto como prueba de que permaneceremos en ella hasta el fin. Si
andamos con Dios y en comunión con el Espíritu, es porque lo hemos buscado
diariamente por fe. Se nos dio el aceite dorado que fluye por los conductos de
oro de los dos olivos. Pero los que no cultiven el espíritu y el hábito de orar no
podrán esperar recibir el aceite de la bondad, la paciencia, la longanimidad, la
mansedumbre, el amor.
Todos deben mantenerse separados del mundo, el cual está lleno de iniquidad.
No debemos caminar con Dios por un tiempo, y luego alejarnos de su compañía
para andar a la luz de las chispas que nosotros mismos encendimos. En los actos
de fe debe haber una persistencia firme y perseverante. Debemos alabar a Dios y
manifestar su gloria mediante un carácter justo. Ninguno de nosotros alcanzará
la victoria sin un esfuerzo perseverante, incansable y proporcional al valor del
objetivo que anhelamos: la vida eterna.
La dispensación en la que vivimos ahora debe ser, para aquellos que la piden,
la del Espíritu Santo. Pida su bendición. Es tiempo de que seamos más intensos en
nuestra devoción. A nosotros se nos ha confiado la ardua, pero feliz y gloriosa tarea
de revelar a Cristo a los que están en tinieblas. Somos llamados a proclamar las
verdades especiales para este tiempo. Para todo esto es esencial el derramamiento
del Espíritu. Debemos orar pidiéndolo. El Señor espera que se lo pidamos. No
hemos sido enérgicos en esta tarea.
¿Qué puedo decirles a mis hermanos en el nombre del Señor? ¿Qué proporción
de nuestros esfuerzos se hicieron de acuerdo con la luz que al Señor le ha agradado
darnos? No podemos depender de la forma o de la maquinaria externa. Lo que
necesitamos es la influencia vivificante del Santo Espíritu de Dios. “No con
ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Zacarías 4:6
. Orad sin cesar, y vigilad actuando de acuerdo con vuestras oraciones.
Mientras, oren, crean y confíen en Dios. Es el tiempo de la lluvia tardía, en el
cual el Señor otorgará liberalmente su Espíritu. Sean fervientes en la oración y
vigilantes en el Espíritu.—
The Review and Herald, 2 de marzo de 1897
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