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El espíritu siempre espera, 31 de enero
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he
enseñado.
Juan 14:26
.
El Espíritu Santo siempre espera la oportunidad para hacer su obra en el
corazón del creyente. Los que desean aprender pueden establecer una estrecha
relación con Dios. Esto los hace acreedores de la promesa de que el Consolador les
enseñará y hará recordar todas las cosas, y que Jesús va a cumplir lo que prometió
a sus discípulos cuando estuvo en la tierra. Pero si dejamos de relacionarnos
con Dios, no podremos seguir siendo alumnos en la escuela de Cristo. Como
consecuencia, perderemos interés en las otras personas por las cuales él también
murió.
Resultó muy difícil para los discípulos establecer la diferencia entre las leccio-
nes de Cristo y las enseñanzas de los rabinos, escribas y fariseos. La formación
que recibieron para respetarlas como la voz de Dios, fue un poder sobre su mente
que moldeó su manera de pensar. Los discípulos no podrían vivir y hacer brillar
la luz para que actuara sobre ellos, a menos que se liberaran de la influencia que
ejercían los dichos y mandamientos humanos, y que las palabras de Cristo, con
un mensaje diferente, fueran atesoradas en sus mentes y corazones como joyas
preciosas, apreciadas y amadas.
Jesús vino al mundo, vivió una vida santa y murió para entregarle a su iglesia
su legado precioso e invalorable. Hizo a sus discípulos depositarios de las doctrinas
más preciosas para ponerlas en las manos de su iglesia, sin la mezcla de los errores
y las tradiciones humanas. Se dio a conocer a sí mismo como la luz del mundo y
el Sol de justicia. A ella le prometió el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre
enviaría en su nombre.
“No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”.
Juan 14:18
. El Espíritu divino,
prometido por el Redentor del mundo, es la presencia y el poder de Dios. El no
dejará a su pueblo destituido de la gracia, para ser abofeteado por el enemigo de
Dios y hostilizado por la opresión del mundo. El vendrá a ellos.—
The Signs of
the Times, 16 de noviembre de 1891
.
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