Página 95 - Recibir

Basic HTML Version

Belleza exterior, 24 de marzo
No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está
vestida de ropas dobles. Ella hace tapices; de lino fino y púrpura es su
vestido.
Proverbios 31:21-23
.
Educar, educar, educar. Los padres que recibieron la verdad deben formar sus
hábitos y prácticas en armonía con la dirección que Dios ha dado. El Señor desea
que todos recordemos que el servicio a Dios es puro y santo. Por lo tanto, los
que reciben la verdad deben ser santificados por el Espíritu en temperamento y
corazón, en la conversación, en la vestimenta y en el hogar, para que los invisibles
ángeles de Dios puedan ministrar a los que serán herederos de la salvación.
Todos los que se unen a la feligresía deberían mostrar las evidencias de la
transformación del carácter, que se manifiesta por la reverencia hacia las cosas
santas. Todo el ser tiene que estar moldeado conforme al refinamiento de Cristo.
Deberían ser lo suficiente humildes para recibir instrucciones en todos los aspectos
en que son descuidados, y que pueden y deben cambiar. Tienen que ejercer una
influencia cristiana. Los que no manifiestan cambios en palabras y comportamien-
to, ni en la vestimenta o en su hogar, están viviendo por su propia cuenta y no en
Cristo. No son nuevas criaturas en Cristo Jesús. No gozan de la purificación del
corazón y de todo lo que los rodea.
Los cristianos serán juzgados por los frutos que produzca la obra de reforma.
Mostrarán el efecto que produjo en ellos cada verdad. El que llega a ser hijo
de Dios debe practicar hábitos de orden y limpieza. Por pequeña que sea, cada
acción ejerce su influencia. El Señor desea que cada ser humano sea un agente por
intermedio del cual Cristo pueda manifestar el Espíritu Santo. No hay razón para
que los cristianos sean indiferentes o descuidados con relación a su apariencia
exterior. Deben ser pulcros y estar bien arreglados, pero sin adornos. Interior y
exteriormente también deben ser puros.—
Testimonies to Southern Africa, 87
.
[95]
91