112
            
            
              Servicio Cristiano
            
            
              almas. Tan ciertamente como hay un lugar preparado para nosotros
            
            
              en las mansiones celestiales, hay un lugar designado en la tierra
            
            
              donde hemos de trabajar para Dios.—
            
            
              Lecciones Prácticas del Gran
            
            
              Maestro, 297
            
            
              .
            
            
              Los ojos del Señor se fijan en cada uno de sus hijos: tiene planes
            
            
              acerca de cada uno de ellos.—
            
            
              Joyas de los Testimonios 2:367
            
            
              .
            
            
              Todos pueden hacer algo en la obra. Nadie será declarado inocen-
            
            
              te delante de Dios a menos que haya trabajado fervorosa y abnega-
            
            
              damente por la salvación de las almas.—
            
            
              Testimonies for the Church
            
            
              5:395
            
            
              .
            
            
              No podréis transferir vuestro deber a otros. Nadie sino voso-
            
            
              tros mismos puede realizar vuestro trabajo. Si retenéis vuestra
            
            
              luz, alguien deberá ser dejado en las tinieblas a causa de vuestro
            
            
              descuido.—
            
            
              Testimonies for the Church 5:464
            
            
              .
            
            
              El humilde obrero que responde obedientemente al llamado de
            
            
              Dios puede estar seguro de que recibirá ayuda divina. El aceptar
            
            
              una responsabilidad tan grande y santa resulta elevador para el ca-
            
            
              rácter. Pone en acción las facultades mentales y espirituales más
            
            
              elevadas, y fortalece y purifica la mente y el corazón. Mediante la
            
            
              fe en el poder de Dios, es admirable cuán fuerte puede llegar a ser
            
            
              un hombre débil, cuán decididos sus esfuerzos, cuán prolífico en
            
            
              grandes resultados. El que empieza con poco conocimiento, de una
            
            
              manera humilde, y dice lo que sabe, mientras busca diligentemente
            
            
              [127]
            
            
              un conocimiento mayor, hallará todo el tesoro celestial que espera su
            
            
              demanda. Cuanto más trate de impartir luz, más luz recibirá. Cuanto
            
            
              más procure uno explicar la Palabra de Dios a otros, con amor por
            
            
              las almas, más clara se le presentará. Cuanto más usemos nuestro
            
            
              conocimiento y ejercitemos nuestras facultades, más conocimiento y
            
            
              poder tendremos.—
            
            
              Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 322, 323
            
            
              .
            
            
              Trabaje cada uno para Dios y para las almas; manifieste cada
            
            
              uno sabiduría, y nunca sea hallado ocioso, aguardando que alguien
            
            
              lo ponga a trabajar. Ese “alguien” que podría poneros a trabajar
            
            
              está recargado de responsabilidades, y se pierde tiempo aguardando
            
            
              directivas. Dios os dará sabiduría para reformaros en seguida: porque
            
            
              todavía os dirige el llamamiento: “Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña”.
            
            
              “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.”
            
            
              Hebreos
            
            
              3:7, 8
            
            
              . El Señor encabeza el requerimiento con la cariñosa palabra
            
            
              “hijo”. ¡Cuán tierno, compasivo y, sin embargo, cuán urgente es el