Página 163 - Servicio Cristiano (1981)

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El ministerio de la página impresa
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el mensaje que Jesús dió a Juan en la isla de Patmos.—
Joyas de los
Testimonios 3:311, 312
.
Miembros de iglesia, despertaos a la importancia de la circula-
ción de nuestras publicaciones, y dedicad más tiempo a esta obra.
Colocad en los hogares de la gente revistas, folletos y libros que
prediquen el Evangelio en sus diversos aspectos. No hay tiempo
que perder. Que muchos se consagren voluntariamente y en forma
abnegada a la obra del colportaje, y así ayuden a hacer resonar la
advertencia que tanto se necesita. Cuando la iglesia se haga respon-
sable de la obra que se le ha señalado, saldrá “hermosa como la luna,
esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden”.—
The
Southern Watchman, 20 de noviembre de 1902
.
[184]
La luz de la verdad está derramando sus brillantes rayos so-
bre el mundo por medio del esfuerzo misionero. La prensa es un
instrumento por medio del cual son alcanzados muchos que sería
imposible alcanzar por el esfuerzo ministerial.—
Joyas de los Testi-
monios 2:129
.
La noche de la prueba va llegando a su fin. Satanás recurre a toda
su potencia porque sabe que le queda poco tiempo. Dios castiga al
mundo para invitar a todos los que conocen la verdad a esconderse
en la Roca y a contemplar la gloria de Dios. No es el momento de
encubrir la verdad. Deben hacerse declaraciones positivas. La verdad
debe ser expuesta sin disfraz en folletos y libritos, y éstos deben
esparcirse como caen las hojas de los árboles en el otoño.—
Joyas
de los Testimonios 3:394
.
Se necesitan colportores para realizar la tarea de llevar estos
mensajeros silenciosos de la verdad a la gente: colportores que sien-
tan una responsabilidad por las almas, que puedan hablar palabras
en sazón a los que buscan la luz. Algunos pueden decir: “Yo no soy
predicador; no puedo predicar al pueblo.” Es probable que no podáis
predicar, pero podéis ser evangelistas ministrando a las necesidades
de los que se relacionan con vosotros; podéis ser la mano ayuda-
dora de Dios, trabajando como lo hicieron los discípulos; podéis
preguntar a aquellos con quienes os encontráis si aman al Señor
Jesús.—
The Southern Watchman, 20 de noviembre de 1902
.