Página 175 - Servicio Cristiano (1981)

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Libertad religiosa
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de las iglesias conspirarán contra ellos. De viva voz y por la plu-
ma, con jactanciosas amenazas y ridículo, procurarán destruir su fe.
Por calumnias y airados llamamientos, despertarán las pasiones del
pueblo. No teniendo un “Así dicen las Escrituras”, para presentarlo
contra los defensores del sábado bíblico, recurrirán a promulgacio-
nes opresivas para suplir la falta. Para obtener popularidad y apoyo,
los legisladores cederán a la demanda de una ley dominical... So-
bre este campo de batalla se produce el último gran conflicto de la
controversia entre la verdad y el error.—
Joyas de los Testimonios
2:150
.
La persecución es esencial
Al ser esparcidos por la persecución, salieron llenos de celo
misionero. Comprendían la esponsabilidad de su misión. Sabían
que en sus manos llevaban el pan de vida para un mundo famélico;
y el amor de Cristo los movía a compartir este pan con todos los
necesitados.—
Los Hechos de los Apóstoles, 87
.
Dios quiere que la verdad probadora se destaque al frente y
llegue a ser tema de examen y de discusión, aunque sea por el
desprecio que se le imponga. Deben agitarse los espíritus. Toda
controversia, todo oprobio y toda calumnia serán para Dios el medio
de provocar investigación y despertar las mentes que de otra manera
dormitarían.—
Joyas de los Testimonios 2:153
.
¿Por qué la persecución está latente?
El apóstol Pablo declara que “todos los que quieren vivir pía-
mente en Cristo Jesús, padecerán persecución”. ¿Por qué, entonces,
parece adormecida la persecución en nuestros días? El único motivo
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es que la iglesia se ha conformado a las reglas del mundo y por lo
tanto no despierta oposición. La religión que se profesa hoy no tiene
el carácter puro y santo que distinguiera a la fe cristiana en los días
de Cristo y sus apóstoles. Si el cristianismo es aparentemente tan
popular en el mundo, ello se debe tan sólo al espíritu de transigencia
con el pecado, a que las grandes verdades de la Palabra de Dios
son miradas con indiferencia, y a la poca piedad vital que hay en la
iglesia. Revivan la fe y el poder de la iglesia primitiva, y el espíritu