Página 23 - Servicio Cristiano (1981)

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El llamado de Dios al servicio
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de acompañarlos.—
The Southern Watchman, 20 de septiembre de
1904
.
El salvar almas debe ser la obra de la vida de todos los que pro-
fesan a Cristo. Somos deudores al mundo de la gracia que Dios nos
concedió, de la luz que ha brillado sobre nosotros, y de la hermosura
y el poder que hemos descubierto en la verdad.—
Testimonies for
the Church 4:53
.
En todas partes se nota una tendencia a reemplazar el esfuerzo
individual por la obra de las organizaciones. La sabiduría humana
tiende a consolidar, a centralizar, a formar grandes iglesias e institu-
ciones. Muchos dejan a las instituciones y organizaciones la tarea
de practicar la beneficencia; se eximen del contacto con el mundo, y
sus corazones se enfrían. Se absorben en sí mismos incapacitándose
para recibir impresiones. El amor a Dios y a los hombres desaparece
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de su alma.
Cristo encomienda a sus discípulos una obra individual, una
obra que no se puede delegar a un poderhabiente. El servir a los
enfermos y a los pobres, el predicar el Evangelio a los perdidos, no
debe ser dejado al cuidado de juntas y organizaciones de caridad.
Es la responsabilidad individual, el esfuerzo personal, el sacrificio
propio, lo que exige el Evangelio.—
El Ministerio de Curación, 137
.
Todo el que ha recibido la iluminación divina, ha de alumbrar la
senda de aquellos que no conocen la Luz de la vida.—
El Deseado
de Todas las Gentes, 126
.
A cada uno se le ha asignado una obra, y nadie puede reem-
plazarlo. Cada uno tiene una misión de maravillosa importancia,
que no puede descuidar o ignorar, pues su cumplimiento implica el
bienestar de algún alma, y su descuido el infortunio de alguien por
quien Cristo murió.—
The Review and Herald, 12 de diciembre de
1893
.
Todos debemos ser obreros juntamente con Dios. Ningún ocioso
es reconocido como siervo suyo. Los miembros de la iglesia deben
sentir individualmente que la vida y la prosperidad de la iglesia
resultan afectadas por su conducta.—
The Review and Herald, 15 de
febrero de 1887
.
Cada alma que Cristo ha rescatado está llamada a trabajar en
su nombre para la salvación de los perdidos. Esta obra había sido
descuidada en Israel. ¿No es descuidada hoy día por los que pro-