Página 233 - Servicio Cristiano (1981)

Basic HTML Version

Ramos diversos de obra misionera
229
vendrá en memoria delante de Dios para ser recompensada.—
The
Review and Herald, 27 de junio de 1893
.
Cuando socorréis a los pobres, simpatizáis con los afligidos y
oprimidos y amparáis al huérfano, os ponéis en íntima relación con
Jesús.—
Testimonies for the Church 2:25
.
Hay huérfanos de los cuales puede cuidarse; pero muchos no se
aventurarán a echar mano de esta obra: porque entraña más trabajo
que el que ellos quieren hacer, lo cual les dejaría sólo poco tiempo
para agradarse a sí mismos. Pero cuando el Rey haga la investigación,
estas almas improductivas, faltas de generosidad, egoístas, sabrán
que el cielo es para los que han sido laboriosos, los que se han
negado a sí mismos por causa de Cristo. No se ha hecho ninguna
provisión para aquellos que siempre han tenido un cuidado tan
especial en amarse y cuidarse a sí mismos. El terrible castigo del Rey
que amenazó a los que estaban a su izquierda, no es consecuencia
de sus grandes crímenes. No son condenados por las cosas que
hicieron, sino por lo que dejaron de hacer. No hicieron lo que el
cielo les asignó. Se agradaron a sí mismos, y su suerte será con los
que siguen tal conducta.—
The Review and Herald, 16 de agosto de
1881
.
Hay huérfanos a quienes Cristo ha encargado a sus seguidores
que los reciban como en custodia de parte de Dios. Demasiado a
menudo se los pasa por alto con negligencia. Pueden ser andrajosos,
toscos, y aparentemente sin atracción alguna; pero son propiedad de
Dios. Han sido comprados con precio, y a su vista son tan preciosos
como nosotros. Son miembros de la gran familia de Dios, y los
[268]
cristianos como mayordomos suyos, son responsables de ellos. “Sus
almas—dice—demandaré de tu mano.”—
Lecciones Prácticas del
Gran Maestro, 354, 355
.
El Señor exige que todo miembro de la iglesia haga su deber
respecto a estos huérfanos. No obstante, no trabajéis por ellos me-
ramente porque sea vuestro deber, sino porque los amáis y porque
Cristo murió para salvarlos. Cristo ha comprado a estas almas que
necesitan vuestro cuidado, y él espera que las améis como él os
ha amado a vosotros con vuestros pecados y desobediencia.—
The
Review and Herald, 27 de junio de 1893
.