Página 253 - Servicio Cristiano (1981)

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Requisitos para el servicio cristiano eficaz
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Lo primero que deben aprender todos los que quieran trabajar
con Dios, es la lección de desconfianza en sí mismos; entonces
estarán preparados para que se les imparta el carácter de Cristo.
Este no se obtiene por la educación en las escuelas más científicas.
[292]
Es fruto de la sabiduría que se obtiene únicamente del Maestro
divino.—
El Deseado de Todas las Gentes, 209
.
No es una evidencia concluyente de que un hombre sea cristiano
el que manifieste éxtasis espiritual en circunstancias extraordinarias.
La santidad no es arrobamiento: es una entrega completa de la
voluntad a Dios; es vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios;
es hacer la voluntad de nuestro Padre celestial; es confiar en Dios en
las pruebas y en la oscuridad tanto como en la luz: es caminar por
fe y no por vista; confiar en Dios sin vacilación y descansar en su
amor.—
Los Hechos de los Apóstoles, 42
.
Entrega cabal del corazón
Los hijos de Dios han de distinguirse como un pueblo que le
sirva completamente y de todo corazón, sin buscar el propio honor, y
recordando que por un pacto solemne se han comprometido a servir
al Señor, y sólo a él.—
Testimonies for the Church 9:17
.
Los hombres y mujeres decididos, que hayan hecho una entrega
cabal del corazón a Cristo, son los que permanecerán en pie. Cristo
zarandeó a sus seguidores una y otra vez, hasta que, por fin, quedaron
sólo once hombres y algunas mujeres para echar el fundamento de la
iglesia cristiana. Hay quienes se quedan rezagados cuando hay que
llevar cargas, pero cuando toda la iglesia arde de celo, el entusiasmo
se apodera también de ellos; cantan, vociferan y quedan arrobados;
pero observadlos. Cuando el fervor ha pasado, sólo unos pocos y
fieles Calebs se adelantan y exponen sus firmes principios. Son ellos
cual la sal que conserva su sabor. Al progresar la obra con dificultad,
es cuando la iglesia descubre los fieles ayudantes.—
Testimonies for
the Church 5:130
.
Nadie puede tener éxito en el servicio de Dios a menos que todo
su corazón esté en la obra, y tenga todas las cosas por pérdida frente
a la excelencia del conocimiento de Cristo. Nadie que haga reserva
[293]
alguna puede ser discípulo de Cristo, y mucho menos puede ser su
colaborador.—
El Deseado de Todas las Gentes, 233
.