Página 256 - Servicio Cristiano (1981)

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Servicio Cristiano
Los que están dedicados al servicio del Maestro necesitan una
experiencia mucho más elevada, profunda y amplia de lo que muchos
han pensado obtener. Muchos de los que son ya miembros de la gran
familia de Dios saben muy poco de lo que significa contemplar su
gloria, y ser transformados de gloria en gloria. Muchos tienen una
vaga percepción de la excelencia de Cristo, y sus corazones vibran
de gozo. Anhelan tener un sentimiento más pleno y profundo del
amor del Salvador. Encaminen los tales todo anhelo del alma en pos
de Dios.—
Obreros Evangélicos, 290
.
Tengo un mensaje para nuestros ministros, médicos, maestros
y todos los que están ocupados en cualquier ramo de servicio para
el Maestro. El Señor os insta a ascender, a alcanzar una norma más
santa. Debéis poseer una experiencia más profunda de lo que habéis
pensado tener. Muchos de los que ya son miembros de la gran fa-
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milia de Dios conocen muy poco de lo que significa contemplar su
gloria y ser transformados de gloria en gloria. Muchos de vosotros
tenéis una débil percepción de la excelencia de Cristo, y vuestras
almas se estremecen de gozo. Anheláis un conocimiento más pleno
y profundo del amor del Salvador. No estáis satisfechos. Pero no
desesperéis. Dad a Jesús los mejores y más santos afectos del co-
razón. Atesorad todo rayo de luz. Acariciad todo deseo del alma
en pos de Dios. Entregaos al cultivo de pensamientos espirituales y
comunión santa. Habéis visto sólo los primeros rayos del amanecer
de su gloria. Mientras perseveréis en conocer al Señor, sabréis que
su salida está preparada como la mañana. “La senda de los justos es
como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es per-
fecto.” Habiéndonos arrepentido de nuestros pecados, habiéndolos
confesado y hallado el perdón, hemos de continuar aprendiendo de
Cristo, hasta que lleguemos al perfecto apogeo de una perfecta fe
evangélica.—
Testimonies for the Church 8:317
.
Prudencia y previsión
Mientras Nehemías imploraba la ayuda de Dios, no se cruzó
de brazos, pensando que no tenía más responsabilidad en el cum-
plimiento de su propósito de restaurar a Jerusalén. Con admirable
prudencia y previsión, procedió a tomar todas las providencias ne-
cesarias para asegurar el éxito de la empresa. Cada movimiento se