Página 281 - Servicio Cristiano (1981)

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Seguridades de éxito
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y al carácter, a la imagen y a la revelación de Cristo. El aceite de la
gracia no estaba mezclado con sus esfuerzos. Su religión era una
cáscara vacía sin el verdadero meollo. Se atenían a las formas de
las doctrinas, pero estaban engañadas en su vida cristiana plena de
justicia propia, y dejaban de aprender lecciones en la escuela de
Cristo, que, si hubieran sido practicadas, las hubieran hecho sabias
en cuanto a la salvación.—
The Review and Herald, 27 de marzo de
1894
.
La obra de Dios ha de ser llevada a su consumación por la
cooperación de los agentes divinos y humanos. Los que manifiestan
suficiencia propia pueden ser aparentemente activos en la obra de
Dios; pero si efectúan su obra sin oración, su actividad de nada
aprovecha. Si pudieran contemplar el incensario del ángel que está
en el altar de oro, delante del trono circuido por el arco iris, verían
que los méritos de Jesús han de ser mezclados con nuestros esfuerzos
y oraciones, o de otra manera éstos resultan inútiles como lo fué la
ofrenda de Caín. Si pudiéramos contemplar toda la actividad de los
agentes humanos tal como aparece delante de Dios, veríamos que
sólo la obra efectuada con mucha oración, santificada con el mérito
de Cristo, soportará la prueba del juicio. Cuando se verifique el gran
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examen, entonces miraréis y discerniréis la diferencia entre el que
sirve a Dios y el que no le sirve.—
The Review and Herald, 4 de julio
de 1893
.
La religión legal no responderá a las necesidades de esta época.
Podemos cumplir todos los actos exteriores de servicio, y estar sin
embargo tan destituidos de la influencia vivificadora del Espíritu
Santo como estaban destituidas de rocío y lluvias las colinas de
Gilboa. Todos necesitamos lluvia espiritual; y necesitamos también
los brillantes rayos del Sol de justicia para enternecer y subyugar
nuestro corazón. Debemos ser siempre tan firmes en los principios
como una roca. Debemos enseñar los principios bíblicos y apoyarlos
por una práctica santa.—
Joyas de los Testimonios 3:50, 51
.
El éxito no depende tanto del talento como de la energía y de
la buena voluntad. No es la posesión de talentos magníficos lo que
nos habilita para prestar un servicio aceptable, sino el cumplimiento
concienzudo de los deberes diarios, el espíritu contento, el interés
sincero y sin afectación por el bienestar de los demás. En la suerte
más humilde puede hallarse verdadera excelencia. Las tareas más