Página 57 - Servicio Cristiano (1981)

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Condiciones que prevalecen en el pueblo de Dios
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privilegios actuales y permiten que su luz se empañe a la espera de
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un tiempo futuro en el cual, sin ningún esfuerzo de su parte, sean
hechos los recipientes de bendiciones especiales que los transformen
y capaciten para servir.—
Los Hechos de los Apóstoles, 44
.
No productores sino consumidores
Los profesos seguidores de Cristo están siendo probados ante
el universo celestial; pero la frialdad de su celo y la debilidad de
sus esfuerzos en el servicio de Dios los señalan como infieles. Si lo
que están haciendo fuera lo máximo que pueden hacer, no caería la
condenación sobre ellos; pero si su corazón estuviera ocupado en la
obra, podrían hacer mucho más. Ellos saben, y el mundo también
lo sabe, que han perdido en gran medida el espíritu de abnegación
y sacrificio. Hay muchos frente a cuyos nombres se encontrará
escrito en los libros del cielo lo siguiente: No son productores,
sino consumidores. Muchos de los que llevan el nombre de Cristo,
oscurecen su gloria, velan su belleza, lo privan de su honor. Hay
muchos cuyos nombres están en los libros de la iglesia, pero que no
están bajo el dominio de Cristo. No hacen caso de sus instrucciones
ni cumplen con su obra. De aquí que están bajo el dominio del
enemigo. No están haciendo un bien positivo; por lo tanto, están
realizando un daño incalculable. Debido a que su influencia no es
un sabor de vida para vida, es un sabor de muerte para muerte.—
Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 279
.
La observancia de los mandamientos como manto para el
pecado
El mismo peligro existe hoy en día para los que profesan ser
depositarios de la ley de Dios. Están demasiado listos para adularse
a sí mismos, pensando que la consideración en la cual tienen a
los mandamientos los preservará del poder de la justicia divina.
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Rehusan ser reprobados por el mal, y acusan a los siervos de Dios de
ser demasiado celosos por eliminar el pecado del campamento. Un
Dios que odia el pecado exige que aquellos que profesan guardar su
ley se aparten de toda iniquidad. El dejar de arrepentirse y obedecer
su Palabra traerá serias consecuencias sobre el pueblo de Dios hoy