Nuestro servicio debe tener la aprobación del cielo, 30 de
marzo
Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún
siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al
otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a
las riquezas.
Lucas 16:12, 13
.
Hay muchos que profesan ser cristianos y no están unidos con Cristo. Su vida
diaria y su espíritu dan testimonio de que Cristo, la esperanza de la gloria, no mora
en ellos. No se puede depender de ellos, ni confiar en ellos. Están ansiosos por
reducir su servicio al mínimo de esfuerzo y al mismo tiempo obtener el máximo
de salario. El nombre “siervo” se aplica a toda persona, pues todos lo somos, y
nos convendrá ver a qué molde nos conformamos. ¿Es al de la infidelidad o al de
la fidelidad?
¿Están los siervos generalmente dispuestos a hacer todo lo que pueden? ¿No es
más bien costumbre prevaleciente deslizarse por el trabajo tan rápida y fácilmente
como sea posible y obtener el salario al menos costo posible? El fin no es ser tan
cabal como se pueda, sino obtener una remuneración. Los que profesan ser siervos
de Cristo no deberían olvidar el precepto del apóstol Pablo: “Siervos, obedeced en
todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar
a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis,
hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del
Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”.
Colosenses 3:22-24
.
Los que entran en la obra como “siervos del ojo” hallarán que su trabajo no
puede resistir la inspección de los mortales o de los ángeles. Lo esencial para el
éxito en el trabajo es el conocimiento de Cristo; pues este conocimiento dará sanos
principios de rectitud, e impartirá un espíritu noble, abnegado, como el de nuestro
Salvador a quien profesamos servir. La fidelidad, la economía, el cuidado y la
prolijidad debieran caracterizar todo nuestro trabajo, ya sea en la cocina, el taller,
las oficinas de las casas editoras, el sanatorio, el colegio o dondequiera estemos
ubicados en la viña del Señor. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más
es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”.
Lucas
16:10
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Mensajes para los Jóvenes, 227, 228
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