Para encontrar interesante la palabra, recibir el espíritu, 9 de
abril
Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová; dame entendimiento conforme a
tu palabra.
Salmos 119:169
.
Se ha colocado a la Biblia en un segundo plano, mientras que se han puesto en
su lugar los dichos de los llamados grandes hombres y mujeres. Que el Señor nos
perdone el menosprecio que hemos puesto sobre su Palabra. Aunque en la Biblia
hay tesoros inestimables, y es semejante a una mina llena de mineral precioso, no
se la valora, no se la escudriña y no se descubren sus riquezas.
La misericordia, la verdad y el amor son valiosos, más allá de lo que puede cal-
cular nuestro poder; sin embargo, [si] no podemos tener una provisión demasiado
grande de estos tesoros, [aunque] es en la Palabra de Dios [donde] encontramos
cómo podemos llegar a ser poseedores de estas riquezas celestiales, ¿por qué
la Palabra de Dios es de tan poco interés para muchos profesos cristianos? ¿Es
porque la Palabra de Dios no es espíritu y vida? ¿Ha puesto Jesús sobre nosotros
una tarea poco interesante cuando ordena que escudriñemos las Escrituras? Dice
Jesús: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”.
Juan 6:63
.
Pero las cosas espirituales se disciernen espiritualmente, y la razón de su falta de
interés es que les falta el Espíritu de Dios.
Cuando el corazón se pone en armonía con la Palabra, brota una nueva vida
dentro de usted; resplandecerá una nueva luz sobre cada línea de la Palabra,
y llegará a ser la voz de Dios para su alma. De esta manera usted tomará las
observaciones celestiales, y sabrá a dónde va, y podrá sacar el mayor provecho de
sus privilegios actuales.
Deberíamos pedirle al Señor que abra nuestro entendimiento, para que po-
damos comprender la verdad divina. Si humillamos nuestro corazón ante Dios,
vaciándolo de la vanidad, el orgullo y el egoísmo por medio de la gracia que
nos es concedida abundantemente; si deseamos sincera y firmemente creer, los
resplandecientes rayos del Sol de justicia brillarán en nuestra mente e iluminarán
nuestro entendimiento oscurecido. Jesús es la luz que alumbra a todo hombre
que viene a este mundo. Él es la luz del mundo, y nos invita a que vayamos a él
y aprendamos de él. Él vino para buscar y salvar lo que se había perdido, y no
permitiría ser cambiado de su objetivo. No permitió que nada lo desviara. Nos ha
puesto esta obra en nuestras manos. ¿La haremos?—
The Review and Herald, 24
de noviembre de 1891
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