Página 114 - Ser Semejante a Jes

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Buscar siempre más luz, 11 de abril
Y di mi corazón a inquirir y buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace
debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres,
para que se ocupen de él.
Eclesiastés 1:13
.
Cualquiera que sea el progreso intelectual de la humanidad, no debe pensar
por un momento que no necesita escudriñar cabal y continuamente las Escrituras
para obtener mayor luz. Como pueblo somos llamados individualmente a ser
estudiantes de la profecía. Debemos velar con fervor para notar cualquier rayo de
luz que Dios nos presente. Debemos discernir los primeros reflejos de la verdad;
por medio de un estudio acompañado de oración podremos obtener una luz más
clara, para comunicarla a otros.
Cuando el pueblo de Dios se siente cómodo y satisfecho con su ilustración
presente, podemos estar seguros de que él no los favorece. Es su voluntad que
avancen siempre, para recibir la abundante y siempre creciente luz que resplandece
para ellos. La actitud actual de la iglesia no agrada a Dios. Ha penetrado en ella
una confianza propia que ha inducido a sus miembros a no sentir necesidad de más
verdad ni de mayor luz. Estamos viviendo en un tiempo en que Satanás trabaja a
diestra y siniestra, delante y detrás de nosotros; sin embargo, como pueblo estamos
dormidos. Dios quiere que se oiga una voz que despierte a su pueblo para que
obre.
En vez de abrir el alma para que reciba los rayos de la luz del cielo, algunos
han estado obrando en la dirección opuesta. Tanto por medio de la prensa como
desde el púlpito se han presentado opiniones acerca de la inspiración de la Biblia
que no tienen la sanción del Espíritu o de la Palabra de Dios. Lo cierto es que
ningún ser humano o grupo de seres humanos debe adelantar teorías acerca de un
tema de tan grande importancia sin que las sostenga un claro “Así dice Jehová”.
Y cuando el pueblo, rodeado de flaquezas humanas, afectado en menor o
mayor grado por las influencias que lo rodean, y teniendo tendencias heredadas y
adquiridas que distan mucho de hacerlo sabio o mentalizado celestialmente, se
pone a atacar la Palabra de Dios y a juzgar lo que es divino y lo que es humano,
obra sin consejo de Dios. El Señor no prosperará una obra tal. El efecto será
desastroso, tanto para el que se empeña en ella como para quienes la aceptan como
obra de Dios.—
Joyas de los Testimonios 2:313, 314
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