Página 117 - Ser Semejante a Jes

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Escudriñar la palabra objetiva y personalmente, 14 de abril
Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi
salvación.
Salmos 25:5
.
Es peligroso que hagamos de la carne nuestro brazo. Deberíamos apoyarnos
sobre el brazo de poder infinito. Por años Dios nos ha estado revelando esto.
Debemos tener fe viva en nuestro corazón y alcanzar un conocimiento mayor y
una luz más avanzada. No confíen en la sabiduría o las investigaciones de cualquier
persona. Vayan ustedes mismos a las Escrituras, escudriñen la Palabra inspirada
con corazón humilde. Pongan a un lado sus opiniones preconcebidas, porque no
obtendrán beneficio a menos que vayan como niños a la Palabra de Dios. Deben
decir: “Si Dios tiene algo para mí, lo quiero. Si Dios le ha dado evidencias de su
Palabra a esta o a aquella persona de que una cierta cosa es verdad, también me la
dará a mí. Puedo encontrar esa evidencia si escudriño las Escrituras con oración
constante, y puedo saber que conozco lo que es verdad”.
No necesitan predicar la verdad como el producto de la mente de otra persona;
deben hacerla de la propia. Cuando la mujer de Samaria se convenció de que Jesús
era el Mesías, se apresuró a hablar con sus vecinos y ciudadanos. Les dijo: “Venid,
ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
Entonces salieron de la ciudad y vinieron a él... Y muchos de los samaritanos de
aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer... Y creyeron muchos más
por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho,
porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el
Salvador del mundo, el Cristo”.
Juan 4:29, 30, 39, 41, 42
.
Debemos cavar profundamente en la mina de la verdad. Podemos examinar
ciertos asuntos personalmente y con otros, siempre y cuando lo hagamos con el
debido espíritu; pero demasiado a menudo el yo toma la delantera, y tan pronto
como comienza la investigación se manifiesta un espíritu anticristiano. Esto...
deleita a Satanás; pero debemos venir con un corazón humilde para saber por
nosotros mismos qué es la verdad.
Se aproxima el momento cuando seremos separados y esparcidos, y cada cual
tendrá que sostenerse sin el privilegio de la comunión con los que comparten su
preciosa fe. ¿Cómo podrán prevalecer a menos que Dios esté a su lado y sepan que
los está guiando y dirigiendo? Cada vez que nos reunimos para estudiar la verdad
bíblica, el Maestro está con nosotros. El Señor no permite ni un solo instante que
el barco sea gobernado por pilotos ignorantes...—
The Review and Herald, 25 de
marzo de 1890
;
Cada Día con Dios, 93
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