Página 179 - Ser Semejante a Jes

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Aun los pecados “pequeños” tienen grandes consecuencias, 12
de junio
La integridad de los rectos los encaminará; pero destruirá a los pecadores
la perversidad de ellos.
Proverbios 11:3
.
Cristo dijo: “No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar
frutos buenos... Así que, por sus frutos los conoceréis”.
Mateo 7:18, 20
. Los
hechos de la vida de las personas son los frutos que llevan. Si son infieles, y les
falta honradez en las cosas temporales, producen espinas y cardos; serán infieles
en la vida religiosa y robarán a Dios en los diezmos y las ofrendas.
La Biblia condena en los términos más enérgicos toda mentira, trato falso e
improbidad. Lo bueno y lo malo se manifiestan claramente. Pero se me mostró
que el pueblo de Dios se ha puesto sobre el terreno del enemigo, ha cedido
a sus tentaciones y ha seguido sus designios hasta que sus sensibilidades han
quedado terriblemente embotadas. Una ligera desviación de la verdad, una pequeña
variación de los requisitos de Dios, no se considera tan pecaminosa cuando entraña
ganancia o pérdida pecuniaria. Pero el pecado es pecado, ya lo cometa el millonario
o el mendigo de la calle. Los que obtienen propiedades por medio de la falsedad
están trayendo condenación sobre su alma. Todo lo que se obtenga por medio del
engaño y el fraude será tan sólo una maldición para quien lo reciba.
Adán y Eva sufrieron las terribles consecuencias resultantes de desobedecer la
orden expresa de Dios. Podrían haber razonado: Este es un pecado muy pequeño,
y nunca será tenido en cuenta. Pero Dios trató el asunto como un mal terrible,
y la desgracia de su transgresión se sentirá a través de todos los tiempos. En la
época en que vivimos, los que profesan ser hijos de Dios cometen con frecuencia
pecados de mayor magnitud. En las transacciones comerciales, los que profesan
ser hijos de Dios dicen mentiras, obran en consecuencia y atraen el desagrado de
Dios sobre ellos y el oprobio sobre su causa.
La menor desviación de la veracidad y la rectitud es una transgresión de la ley
de Dios. El participar continuamente en el pecado acostumbra a la persona a hacer
mal, pero no disminuye el carácter gravoso del pecado. Dios estableció principios
inmutables que él no puede cambiar sin una revisión de toda su naturaleza. Si
la Palabra de Dios fuese estudiada fielmente por todos los que profesan creer la
verdad, éstos no serían enanos en las cosas espirituales. Los que desprecian los
requerimientos de Dios en esta vida no respetarían su autoridad si estuviesen en el
cielo.—
Joyas de los Testimonios 1:511, 512
.
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